Trans Hajar 2013
Buscando nuevos retos para este año 2013 había oído hablar de la Trans Hajar en Omán, por lo que me dispuse a buscar información, cuando vi que iba Fátima Blázquez a quien conocí en la Titan del año pasado en Marruecos con un grupo de gente. Intercambiamos varios emails y sin darme cuenta me había unido a la aventura cuando quedaba un mes y medio en el que habría que prepararlo a conciencia, y a lo que afortunadamente Fátima me ayudó desde su faceta de entrenador (Gracias!! Si no hubiera sido imposible!!)
El domingo 27 de enero partía desde Madrid con destino Dubai con mi bici en la caja, la maleta y un montón de ilusión y ganas. En Dubai me encontré con el resto del grupo que viajaba desde Barcelona y la mañana siguiente viajamos en coches alquilados desde Dubai hasta Mascat, la capital de Omán. Fue el principio de la aventura ya que atravesamos desiertos de dunas, tremendas montañas rocosas y cómo no, una frontera.
Eso nos llevó todo el día, dormimos en Mascat y al día siguiente partimos hacia el campamento de la Trans Hajar que estaba aproximadamente a una hora de la capital. Lo más cercano donde pudimos comer algo era una gasolinera en la que ofrecían un "fast food" un poco peculiar. Por la tarde, nos montaron las tiendas y pasamos nuestra primera noche en el campamento después de bajar al supermercado más cercano a comprar provisiones para los desayunos y comida post etapa.
La primera etapa se trataba de una contrareloj de 40 kilómetros y aproximadamente 600 metros de desnivel, que inocentemente y no me preguntéis por qué, pensé iba a ser una etapa fácil sin demasiada complicación y que serviría para tomar contacto, y al final nada más lejos de la realidad. Se podía tomar la salida entre las 8am y las 2pm cuando quisieras, la gente local lo iba haciendo según llegaban, nosotros lo hicimos aproximadamente sobre las 9 de la mañana y al kilómetro de salir, un tremendo repechón, seguido de una tremenda bajada con terreno muy suelto y así seguiríamos bastantes kilómetros, alternándolo con alguna zona de sendero un poco más pedregoso, y terminando en un sendero de 8 kilómetros en subida de pura piedra con sus trialeras de libro incluidas y con unas vistas magníficas por un profundo valle, y que terminaba con una tremenda bajada de terreno suelto que nos dejaba a 1 km en plano de la meta. Se hizo bastante dura y nos empezamos a dar cuenta de que el calor jugaría una baza importante en esta carrera.
Por la tarde después de reponer fuerzas, tocaba estiramientos, relax y puesta a punto de la bicicleta hasta la hora de la cena, que era un catering que servía un restaurante local, con variedad de arroz, noodles y varias carnes que estaban muy ricas, además de fruta.
Para la segunda etapa nos levantamos a las 6 de la mañana, ayudados por las llamadas a la oración desde dos minaretes próximos y que ayudaban a crear cierto ambiente de misticismo. Como despensa teníamos el maletero de nuestra furgoneta y ahí nos cargábamos de fuerza para la etapa. En ese caso fueron cerca de 90 kilómetros con 2000 metros de desnivel. Una etapa con una primera parte muy rápida, después de riguroso repechón de salida, y que transcurría por una valle e íbamos por una pista muy rápida que picaba bastante en bajada durante unos 30 kilómetros. Después vino una subida larguísima de muchos kilómetros que nos subió hasta una cima, desde la que podíamos ver la ciudad -supongo que era Mascat- y el mar a tan solo unos kilómetros. Más terreno de continuos y gigantescos sube y baja, ya que parece que por aquellas latitudes no conocen el significado de curva de herradura y lo hacen todo a derecho. Debido a eso, hicimos una de las bajadas más espectaculares que he hecho en mi vida, una recta de varios kilómetros con una pendiente muy considerable y que nos lanzaban por encima de los 80 kilómetros por hora en nuestras mtb. Solo pedía que nada fallase en esos momentos
Después, vuelta al campamento por la misma pista rápida que picaba en bajada, solo que ahora picaba en subida y las bajaditas ahora eran subiditas, por lo que ya no era tan rápida y contando que el calor ya apretaba, se hizo bastante difícil llegar, - con pajarón de últimos 10 km incluido-. Llegada a meta, comer, hidratarse, estiramientos y puesta a punto de la bici, cena y tiempo de relax en nuestras tiendas burbuja.
La tercera etapa eran casi 130 kilómetros de recorrido muy variado y bastante desnivel, senderos pedregosos, pistas, algo de asfalto, pero lo que sin ningún lugar a dudas se llevaba la palma fue el recorrer un wadi o río seco, en el que el suelo es básicamente piedras sueltas y por el que es casi imposible avanzar montado en la bici. Andar por ahí costaba un triunfo, así que los no tan rápidos tuvimos que pasar cerca del medio día con la que estaba cayendo. También incluyeron el cruce de un río, una tremenda subida y volver el mismo recorrido de la primera parte para terminar con el sendero pedregoso de 8km del primer día. Etapa larga de verdad que mermó las fuerzas y esta vez debido a lo largo de la etapa con menor tiempo de recuperación para las piernas para la que sería la última etapa.
Una última etapa para la que también nos levantamos a las 6 de la mañana y que con sus algo más de 60 kilómetros debería dejarnos buen sabor de boca y no nos defraudó. Una subida imposible de salida, sendero pedregoso, esta vez en bajada, un sinfín de cortas pero explosivas subidas y bajadas, otro wadi y un bonito recorrido por valles y la falda de la montaña acompañado de camellos sueltos, rebaños de cabras y locales que nos animaban a nuestro paso.
Me gustaría felicitar desde aquí a la persona que diseñó el recorrido por darnos la oportunidad en esta última etapa de probar nuestras fuerzas y nuestra convicción por llegar a la meta por esa tremenda e imposible subida de más de 1 kilómetro que había que hacer casi toda a pie, por terreno suelto, cuando eran las 12 de la mañana y el sol hacía justicia. Pero sabíamos que después de esto ya solo quedaba un kilómetro de bajada hasta la meta, eso sí, una vez superada esta barrera, tanto en lo físico como en lo psicológico, te hacía preguntarte de dónde te venía la afición de apuntarte a semejantes cosas, pero no hizo sino aumentar la sensación de alegría al llegar a la meta y atravesarla y terminar esta aventura. Después comida, entrega de premios, bailes típicos omaníes y mucha alegría por haber terminado.
De la carrera me gustaría destacar el precioso y duro recorrido, con paisajes que impactaban, zonas bonitas para los amantes de la práctica del mtb, variedad en el terreno, perfecto marcaje con flechas fluorescentes que hacía facilísimo el ver la siguiente desde muy lejos, y una perfecta organización.
Solo ví una caída que pareció un poco fuerte y en la que un italiano parecía haberse roto la clavícula, y en dos minutos había una moto de la organización que hizo llegar a las asistencias, así que bravo por Lake y su equipo. Esta carrera la utiliza mucha gente como preparación para la Cape Epic y el ganador fue en su día campeón del mundo de triatlón, por lo que sí que hay bastante nivel.
Por supuesto me quedo con mil anécdotas, con el haber compartido una etapa con Shawil de Sudáfrica y que llevaba a todo trap/o una voz que recitaba los versos del Corán, y quien me ayudó a que la pájara no me venciera, las mil y una bromas con mis compañeros de grupo que hicieron de estos días sin duda de lo más divertido que recuerdo. Gracias Fátima, Jep, Josep y Marcel, por las risas y por los consejos.
Nosotros proseguimos nuestra aventura durante un par de días más en Dubai, donde entre todo lo más grande del mundo (torre, fuentes, centro comercial, pista de esquí indoor) nos recuperamos de la carrera, aprovechamos para hacer turismo e hicimos buen uso de nuestro sentido del humor, porque si una cosa ha habido en este viaje han sido risas, bromas y buen rollo.
Con pena porque se acababa la aventura partimos hacia nuestras casas, pero con la alegría y la satisfacción de haberlo vivido y con ganas de buscar ya la siguiente.