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Baloncesto | Liga Endesa
94-78: El colista aplica al Blancos de Rueda la "tarifa del tres"
16 de Febrero de 2013
El que dijo que se va más rápido sumando de dos en dos que de tres en tres desde luego que no descubrió la fórmula de la Coca-cola, pero sin ningún lugar a dudas dijo una verdad como un templo, casi tan grande como el del Donostia Arena, donde se veneró como ídolo al icono del triple. El Lagun Aro lo adoró y lo atusó con ofrendas, y como recompensa cayó una lluvia de maná que da aire al colista de la Liga Endesa y aprieta un poco el cuello de la camisa al Blancos de Rueda en una plaza óptima para respirar aire fresco.
Mi casa, mis normas, debió pensar Sito Alonso, y al Blancos de Rueda no le quedó otra que aceptar las reglas del juego. El técnico del Lagun Aro puso sobre la mesa la tarifa del tres, y el equipo pucelano la firmó, sin ser conscientes de que lo barato a veces sale caro. Con el compromiso de permanencia de cuatro cuartos bien rubricado, comenzó el partido.
Alex Renfroe fue el encargado de cortar el lazo al marcador. El estadounidense fue el primero en salpicar de baloncesto el Donostia Arena. Finley devolvió la moneda, Hunter machacó el aro para intentar poner el miedo en el cuerpo al conjunto vasco. No surgió efecto, el Lagun Aro no temió al lobo feroz y sacaron a relucir la herramienta para limarle los dientes.
Un triple de Qyntel Woods sirvió como apertura para un monólogo contado en euskera. Del 3-4 se pasó al 22-8 en un abrir y cerrar de ojos. Manolis Papamakarios fue la viva imagen de la revolución griega y sus dos triples fueron acompañados por el de Neto, que quiso unirse a la causa helena. En la otra canasta el aro parecía hacerse más pequeño por momentos.
Cuando el efecto de las Termópilas empezó a flaquear, Othello Hunter sacó las orejas para maquillar un parcial que rozaba lo sonrojante. El de Carolina del Norte fue el más destacado de los morados en un primer cuarto para olvidar que dejó una cuesta muy inclinada para las siguientes tres etapas (25-15).
A la vuelta del banquillo, el Blancos de Rueda parecía que iba a revivir la pesadilla del primer cuarto. Javi Salgado y Guille Rubio acariciaron la mandíbula de su sparring. Un tanteo antes de soltar al cuadrilátero a la bestia: David Doblas. El pívot cántabro se convirtió en el señor del aro. Amo y señor en la zona y sus 27 puntos de valoración fueron 27 puntos de sutura en el mentón pucelano. Sin nadie capaz de poner freno a la escalada del Lagun Aro, Woods puso el pañuelo en el cuello pucelano con un triple cuando el segundo cuarto agonizaba. El propio Woods perdonó por partida doble cuando la bocina amenazaba y un acrobático intento de triple de Pat Ewing Jr. señaló el camino de los vestuarios (43-30).
Con la nuca fría después del tiempo de reflexión, el Blancos de Rueda saltó con otra cara al parqué del Donostia Arena. Los ladrillos solitarios empezaron a formar un muro, y a medida que el cemento cuajaba, la vista de los donostiarras se nublaba. Montañez, desde más allá de la línea de tres puntos acercaba posturas, mientras que Nacho Martín y Hunter hacían su guerra para alimentar la esperanza vallisoletana. Sito Alonso quiso frenar el envite con un tiempo muerto bañado en oro. Alguna pieza no funcionaba y el equipo empezaba a chirriar (54-48). A medida que el Blancos de Rueda recortaba terreno, el pulso se aceleraba en las muñecas vascas. Fue un espejismo.
El Lagun Aro volvió a tarificar de tres en tres vaciando los bolsillos de Roberto González. Papamakarios fue el primero en hacer números. El escolta, que multiplicó casi por cuatro sus registros anotadores de la temporada, prendió, con sus dos triples seguidos, fuego a la traca de triples que explotó en la cara del Blancos de Rueda. Las rastas de Finley parecían multiplicarse y sumó, como el heleno, de tres en tres. Javi Salgado puso otro as al poker de triples que dejó sin cartas la mano vallisoletana al final del tercer cuarto (66-50).
El incombustible base volvió por sus fueros al inicio del último cuarto. De nuevo tres puntos, y otros tres poco después de Woods. Mientras, Doblas seguía a lo suyo, apuñalando la zona pucelana. Seis triples en menos de tres minutos pusieron una txapela apretada en la cabeza del Blancos de Rueda, que no terminaba de encontrar el antídoto para detener la fiebre del triple que había afectado al Lagun Aro (74-52).
A partir de ahí, el partido se quedó sin historia. El colista no miraba la tabla y sí el tablero y, cuando se vieron con el partido atado, los hombres de Sito Alonso se dedicaron a hacer prácticas de nudos con la cuerda sobrante, con David Doblas cogiendo sus propios rebotes y haciendo sangre a un rival que daba el salto de la derrota al sonrojo por momentos (80-58).
Con la victoria ya en el vestuario del Lagun Aro, Alex Renfroe y Nacho Martín fueron los encargados de poner una fina línea de rimel al marcador, pero ni el maquillaje más caro del mundo podía ocultar las ojeras de una mala noche (94-78).
FICHA TÉCNICA:
94.- LAGUN ARO GBC: Papamakainas (12), Woods (17), Neto (7), Finley (20) e Ibkewe (5) -Cinco inicial- También jugaron: Rubio (4), Doblas (19), Salgado (8) y Paunic (2).
78.- BLANCOS DE RUEDA: Grimau (2), Montáñez (14), Nacho Martín (15), Renfroe (19), Hunter (13) -Cinco inicial- También jugaron: Ewing (7), Sinanovic (-), O´Leary (6) y Navarro (2).
PARCIALES: 25-15, 18-15, 23-20, 28-28.
ARBITROS: Emilio Pérez Pizzarro, Lluís Guirao y Anna Cardus.
INCIDENCIAS: Partido perteneciente a la vigésimoprimera jornada de la Liga Endesa, celebrado en el Pabellón Donostia Arena ante, aproximadamente, 8.000 espectadores.