




Decepción en el Roxy
De la alegría a la decepción, pasando por la rabia, la tensión y el enfado. Eso es lo que se vivió en los cines Roxy del centro de la ciudad que albergaron a quienes quisieron sufrir en la distancia el partido de vuelta de los playoff.
El patio de butacas pasó de escuchar alegres cánticos de "Volveremos a Primera" a muchos insultos al árbitro y dos palabras que se repetían sin cesar, robo y atraco. Mucha tensión en los rostros de la afición, pero sobre todo, impotencia y decepción, por el partido, por el rival, por el colegiado, y por el propio equipo blanquivioleta.
Unas 200 personas, en su mayoría grupos de chicos jóvenes, alguno más mayor y pocas chicas, casi todos con camisetas moradas, quisieron ver el partido en pantalla gigante. Minutos antes de las 9 de la noche cantaban "Pucela es de Primera" y coreaban la alineación del Real Valladolid, aplaudían en los corners, animaban a Javi Jiménez y estallaban de alegría en el minuto 23 con el gol de Óscar. Algunos se ven ya en Granada el próximo fin de semana. La euforia corría por las butacas del cine que comenzo a gritar "Que sí, joer, que vamos a ascender".
Pero 20 minutos después se vivía la otra cara de la moneda, silencio sepulcral con el primer gol del Elche, insultos al árbitro que se inventa una mano de Valiente y gritos y pitos en el segundo tanto de Albácar. "¡Esto es un atraco!", y "¡Vaya robo!" empieza a oírse cada vez más fuerte.
Caras largas en el descanso, que se aprovecha para salir a fumar, ir al baño, comprar algo para cenar y hablar por el móvil. Pero aunque la decepción comienza a aparecer en los rostros, todavía hay un hilo de esperanza: "Por lo menos, este resultado nos vale".
Esa frase se esfuma en el minuto 12 de la segunda parte con 3-1 en el marcador y la desilusión se acomoda en los asientos. Los insultos son cada vez más subidos de tono, la gente sigue gritando que es un tongo, increpa a los jugadores rivales que pierden tiempo y hacen faltas, pero también se enfada con sus propios jugadores. Como si pudieran oírles, les dicen lo que tienen que hacer: "¡Suéltala!", "¡Tira ya!"
Otros prefieren no mirar, se tapan con las banderas, se levantan del asiento, se ponen de pie, se vuelven a sentar, se muerden las uñas, golpean la butaca.... así hasta el final. Decepción blanquivioleta en pantalla gigante.