1-0: Guerra abierta
Chus Rodríguez
Con un Zorrilla a reventar, y que presentaba la mejor entrada de la historia del club en Segunda División, el Real Valladolid ya conoce el sufrimiento de la promoción de ascenso. 90 minutos en Zorrilla que dieron para mucho pero que nada decidieron. Con ligera y muy importante ventaja, todo quedará visto para sentencia el domingo en el Martínez Valero.
Casualidades futbolísticas o no, las dos eliminatorias del playoff en su partido de ida terminaron con idéntico resultado: victoria local por la mínima y sin gol visitante. El Granada y el Elche están obligados a marcar para pasar, pero si sus rivales anotan se verán obligados a enchufar tres.
Con Sisi en la banda izquierda y Ripa tapando las internadas de Antonio Barragán en los mediterráneos, el partido empezó con mucho tanteo por parte de ambos equipos. Los ilicitanos salieron demasiado atrevidos, más de lo planeado, ya que al Real Valladolid parecía poderle la presión.
Se fue asentando el equipo de Abel Resino con el paso de los minutos y Javi Guerra estuvo muy cerca de abrir la lata en los primeros compases. Tras un error colectivo en la defensa mediterránea regateó al guardameta Jaime Jiménez y solo un salvador Javier Carpio evitó que el primer tanto subiese al marcador.
Miedo en el cuerpo
El equipo ilicitano lo intentaba bajo la lluvia que desde primer hora de la tarde hacía acto de presencia en el Nuevo Estadio José Zorrilla, pero le costaba un mundo pisar el área blanquivioleta. Solo a balón parada metían el miedo en el cuerpo a los más de 21.000 aficionados vallisoletanos. Cuando buscaban otra alternativa, siempre aparecían Jordi Figueras o Marc Valiente. El buen partido de la zaga local acarrea un bendito problema para Abel Resino de cara al domingo, y es que no se echó de menos a Juanito.
Tras la reanudación, el partido se volvió loco. Un penalti no pitado por Pérez Montero tras unas manos visitantes dentro del área incendiaron Zorrilla, y un inoportuno pisotón de Javi Guerra cerca estuvieron cerca de acabar con el malagueño en el vestuario antes de tiempo.
Todo ello fue el aperitivo del gol. Un tanto que llegó justo antes de cumplirse el primer cuarto de hora de la segunda parte tras un centro perfecto de Barragán y un cabezazo inapelable de Guerra. La habitual combinación que tan buen resultado da a este equipo provocó que toda la ciudad se viera otra vez en Primera.
Con el objetivo de dejar la portería a cero hasta el 90, los minutos se fueron consumiendo y el Elche parecía bloqueado. De hecho, el Real Valladolid se acercaba más al segundo gol. Bordalás probó con Xumetra y David Sánchez pero no dio con la clave. Es más, la cosa se le complicó cuando el colegiado expulsó a Héctor Verdés por doble amarilla.
Abel buscó tranquilidad y posesión con la entrada de Álvaro Antón, Jofre y Jesús Rueda. El extremeño, que volvió a disponer de minutos varios meses después, supo contemporizar el juego en los minutos decisivos.
El Real Valladolid tendrá que defender un gol de oro en el Martínez Valero. Tarea complicada pero no imposible. El primer paso está dado.