"Tyson" Domínguez vuelve a saborear una victoria
Un finísimo "Tyson" Rodríguez hizo valer su velocidad e inteligencia hasta desgastar a un adversario que, con aires chulescos, confiaba en la contundencia de su crochet.
Pero, una vez Miguel Ángel Tyson Domínguez se desquitó de los miedos que le atenazaban tras seis años alejado de los cuadriláteros, conectó golpes poderosos que sorprendieron a un boxeador que le superaba en envergadura, pero no en rapidez de movimientos.
A medida que iban pasando los asaltos, M.A. Tyson Domínguez se crecía, en cierta medida espoleado por el público, y dominaba el tempo de la pelea gracias a su agilidad y a su notable capacidad para asestar los derechazos más certeros, dejando a su contrincante en evidencia tras un inicio dubitativo del púgil local.
En un principio, "Tyson" Domínguez no hallaba el mentón de su adversario, dado que éste, con un tremendo control de las distancias, lanzó crochets a diestro y siniestro. No en vano, abusó en demasía de este movimiento, lo que, a la postre, terminó por condenarlo.
Antes de esta pelea, el también vallisoletano Óscar Rodríguez, que evidenció una envidiable agresividad ante un púgil al que se le notaba mayor experiencia -el riojano Jawad Charai-, hizo valer su entereza y su contundente gancho de izquierda hasta convertir en nula una pelea que, tras los dos primeros asaltos, parecía que tenía perdida.
Dos combates que echaron la persiana a una velada organizada con sutileza y en la que las versiones de U2 a cargo del grupo Ultraviolet (parecía que Bono y sus compinches se habían animado a la fiesta del boxeo vallisoletano) amenizaron una noche en la que se mezclaron, con premeditación y alevosía, el refinamiento con el sudor y el olor a lona.
El aliño lo pusieron mujeres, más bien ángeles, (sobre todo Marta, cuya jovialidad a la hora de aclarar el número de asaltos disputados fue aclamada por el respetable) y las otras tres peleas de modalidad amateur.
El vallisoletano Daniel Aguilar doblegó a Roberto Hernández, en peso welter, mientras que el combate entre el local Francisco Arévalo y el asturiano José Martínez fue declarado nulo.
Jerónimo Domínguez, en súper ligero, venció al asturiano Samir Sarreti en una pugna excesivamente enzarzada y en la que el vallisoletano se valió de su "jab" de derecha para adjudicarse el favor de los jueces.
En definitiva, un polideportivo Miriam Blasco de Valladolid hasta la bandera disfrutó de una velada antológica que los amantes del boxeo esperamos que se repita con relativa frecuencia. He dicho.