Todo en blanco y violeta, con varias tonalidades de grises
El Real Valladolid regresó a Primera y todo se tiñó de blanco y violeta. Ya lo era al filo de las 6 de la tarde cuando los aficionados se agolpaban en los alrededores del estadio Zorrilla. Y lo fue toda la ciudad hasta bien entrada la noche.
Pero ese blanco y violeta tuvo tonalidades de grises. Porque durante 80 minutos el partido fue malo, tremendamente malo. Impropio de un equipo que se jugaba el ascenso frente a otro casi desahuciado. Hubo grises porque la relación de la grada con el equipo, y sobre todo con el técnico, eran complicadas, por no decir irreconciliable. (Veremos cómo se restañan estas heridas para la próxima temporada).
Pero todo cambió a unos últimos 15 minutos de locura. Y no del 75 al 90 como mandan los cánones, sino del 80 al 95 y más...
Primero porque el Villarreal comenzó a poner todo de color gris tirando a negro con los dos goles que le ponían por delante en el marcador. Luego porque el Sporting se empeñó en dar de nuevo protagonismo a las franjas verticales, pero esta vez las blancas y rojas de su camiseta. Más tarde, porque el Leganés ofrecía incluso la posibilidad de terminas primeros. Y luego con esa locura final, con la remontada en apenas 6 minutos y el penalti que ya es parte de la vida en blanco y violeta de esta ciudad. Y que nadie se olvide el disparo al poste del Villarreal en la última acción del partido. Para los que les gustan las emociones fuertes, que no vayan a un parque de atracciones, que se acerque a Zorrilla en días como éste.
Luego llegó la celebración, bastante descafeinada, tanto en el estadio como en la Plaza Zorrilla. Tal vez porque el pucelano de a pie no está acostumbrado a los grandes fastos. Pero, a nuestro estilo, la ciudad que se tiñió de blanco y violeta con un partido que fue por momentos película de terror en blanco y negro...