75-60: Una victoria que vale su peso en Oro
El mejor partido del Carramimbre en lo que va de año también lo ha sido por su valía. La duodécima victoria que puede significar la permanencia en la LEB Oro llegó tras una exhibición ante Actel Lleida (75-60), fraguada desde la defensa. Álex Reyes, Óscar Alvarado y Max Hopfgartner brillaron especialmente en un partido que hizo vibrar a Pisuerga y que vale su peso en Oro.
Sabedor de que la victoria era de capital importancia para evadirse de la peligrosa espiral en la que estaba sumido, el Carramimbre CBC Valladolid empezó el partido, jaleado por su grada, a un gran nivel. Con la inclusión de Reyes como titular, Paco García sorprendió a los pupilos de Comenge que no supieron cómo frenar a Kok y Sergio en los primeros compases. Dukanovic, la principal amenaza se iba con apenas dos puntos y 0/4 en tiros al término del primer cuarto (20-20)
Era Ogungbemi el que mantenía a los suyos en el partido con un triple sobre la bocina que cerraba el primer acto. La actuación estelar de Reyes, con siete puntos, quedaba difuminada por el acierto desde los tiros libres de los hombres de negro. Tocaba apretar en defensa y el equipo dio un paso adelante en las líneas de pase y provocando tiros forzados de los rivales. El resultado, un 16-6 de parcial que, con Chatman como estilete, permitió a las ardillas soñar con la victoria, pues se marcharon al descanso 36-26.
Pisuerga desencadena la tormenta
Tras el paso por vestuarios, con una renta de diez favorable para los locales, el Carramimbre CBC Valladolid se desató. Con Gantt secando a Dukanovic, las ardillas tomaron el control del partido y del marcador. Un nuevo triple de Reyes advertía de lo que estaba por venir. Alvarado estaba excelso en la anotación, Max y Reyes abrían el campo con sus tiros desde la larga distancia y Jito dominaba bajo tableros. Era la tormenta perfecta.
Incluso Lamont Barnes, que no sabía lo que era ganar desde su llegada a Valladolid, se tiró por los suelos para coger los rebotes. Pronto se desató la locura en la grada cuando las ventajas superaban los veinte puntos. Pisuerga era una fiesta y un Lleida desbordado solo pudo ser testigo del mejor partido del Carramimbre CBC Valladolid en este 2018. En el día en el que las más de 300 ardillas que conforman la cantera y la base del club, la entrada de Paniagua, el esfuerzo de Asti y los aplausos de la afición fueron un ejemplo de que si se quiere, se puede. Sin tiempo para disfrutar de la victoria, el equipo piensa ya en su cita del próximo martes en Cáceres.