Caretas fuera
El barrio de Martiricos no vivirá este sábado un carnaval brasileño. Tampoco gaditano ni canario. De hecho se acercará más al misterio del veneciano o incluso al festival carnavalesco yanki por excelencia, Halloween. Un truco o trato en toda regla. Porque Real Valladolid y Málaga no están para murgas aunque bien podrían ser protagonistas de alguna. Les separan tres puntos en la clasificacíon y su duelo, correspondiente ya a la jornada número 26 de Primera, marcará para ambos las 12 restantes.
El Pucela llega tras una semana complicada. Ocho días después del empate frente al Levante, que dejó en el alambre a Juan Ignacio Martínez, el alicantino vuelve a tener una prueba de fuego. Una derrota propiciaría el cambio de entrenador y un empate mantendría el estado de incertidumbre a la espera del resto de resultados, efecto que benefició a JIM la última jornada. Suárez duda, pero cuesta creer vistos los antecedentes que el crédito del actual técnico sea ilimitado, infinito. Consta que el presidente ya ha tanteado posibles sustitutos pese a su silencio intersemanal, que relevó al primer plano mediático al director deportivo. Alberto Marcos no confirmó la presencia en La Rosaleda de Juan Ignacio hasta el jueves, a poco más de 48 horas del choque.
Una cita para la cual el Real Valladolid recupera al que fuera uno de sus estandartes. Vuelve a lista, que no al once titular, Óscar González. Él mismo reconoció no estar para jugar 90 minutos, y bastante es que viaja con molestias y casi obligado a infiltrarse. No es Óscar amante de jugar si no está al cien por cien, pero las circunstancias lo requieren. Nadie puede faltar en Málaga. Lo hará Jeffren, causa de fuerza mayor, y tampoco estarán Víctor Pérez ni Lluís Sastre. Si bien no sorprende el descarte del balear, sí el del manchego, muy lejos de su mejor nivel pero siempre contando para Juan Ignacio desde su recuperación. Se puede entender como un aviso a navegantes.
Así las cosas, se abre la remota posibilidad de ver a Rueda más adelantado pese al fallido intento en las primeras jornadas en El Madrigal. Es posible, no obstante, que JIM se haya quedado con las ganas de ver a Rueda con éxito en esa posición, aunque la lógica inclina la balanza hacia la pareja Rubio-Rossi. No hay nada claro tampoco en las bandas, donde podrían repetir Larsson y Rama, sin descartar un cambio en el acompañante de Guerra. Hay pistas de que puede haber una revolución, pero tampoco el partido invita a experimentos. Ni con gaseosa ni sin ella.
El Málaga busca abrir diferencias y volver a su hábitat natural de las últimas temporadas: una lucha alejada de la parte baja. Cierto es que cumple el perfil de equipo que se da la bofetada y que ha pasado de pelear por todo en Europa a temar por la permanencia, pero su plantilla impone cierto respeto. Sus problemas económicos son una realidad. A 24 horas antes de un partido fundamental, traspasan a Pedro Morales. Se une al cupo de ausencias importantes que conforman por lesión Welligton y Eliseu además de Rescaldani, Pawlowski, Casado y Sergi Darder por decisión técnica.