
FOTOS Angel Becerra




Fútbol | Real Valladolid-Getafe
1-0: Estreno vigoroso
31 de Agosto de 2013
Todos han destacado y ninguno ha sobresalido por encima del resto en una victoria que dejó destellos individuales, pero, principalmente, la sensación de que el Real Valladolid tiene mimbres para funcionar como un acordeón cuando la clase se pone al servicio del colectivo sin ataduras ni recelos.
Así, en el inicio del partido, el Real Valladolid era el que trataba de llevar al voz cantante con el dominio y cAaontrol del esférico ante un Getafe dispuesto en un clásico 4-4-2 y que se centraba en enviar balones a su estilete Lafita.
El conjunto vallisoletano, por su parte, ensanchaba el campo e intentaba llegar con profundidad a la zona de influencia de Moyá, sobre todo por el flanco izquierdo, por donde actuaba un revoltoso e hipermotivado Bergdich. De esta manera, el Real Valladolid empequeñecería al Getafe, que se desquitó de una ocasión de Javi Guerra tras el saque de un córner con unos instantes de asedio que con el paso de los minutos se evaporaron.
Su fútbol era demasiado vertical e inconexo, al tiempo que el Real Valladolid se desplegaba bien en ataque aunque sus últimos pases resultaban erráticos, la mayoría de ellos centros desde los costados. Tocaba con pausa e inteligencia que se enmarañaba cuando algún futbolista optaba por hacer la guerra por su cuenta.
Ocurrió pocas veces. Alardes de individualismo que también son aplaudidos por el respetable cuando no son avaros y que pueden desatascar duelos como el de este sábado de inicio de fiestas. Un envite que pudo empezar a decantarse si Moyá no hubiese realizado una estirada descomunal para evitar que el remate de Guerra tras pase de la muerte de Omar acariciase el fondo de la red. Ocasión más clara de un primer tiempo que moriría con las tablas iniciales y con el bando local más suelto y decidido que el conjunto madrileño.
Impetuosidad y finura que se dilató e incluso acrecentó en el segundo tiempo, el cual comenzaría con una merecida recompensa al mejor trato dotado al esférico por la escuadra blanquivioleta. Marc Valiente anotó un gol tras un saque de esquina y después de un par de rechazos del área. Discurría el minuto 2 de la segunda parte.
Un tanto que no provocó que el Real Valladolid se escondiese en su caparazón. Más bien todo lo contrario. Los ambages se soltaron definitivamente y los pupilos de Juan Ignacio Martínez buscaron con insistencia, creatividad y fulgor el segundo gol que diese un poso de tranquilidad.
No llegaba y el Getafe, con muy poco y sirviéndose de los ataques en tromba del Real Valladolid y algún fallo imperdonable en la entrega, se embolsaba alguna ocasión aislada que no maquillaba la pobre imagen que estaba ofreciendo hoy en Zorrilla ante un Real Valladolid en el que, en este segundo periodo, generó jugadas de tiralíneas y tuvo la suficiente profundidad como para haber abierto una brecha mayor.
No lo consiguió pero sí sumo sus primeros puntos de la temporada aliñados con un juego hilado por momentos con fina seda, algo que a buen seguro otorga importantes dosis de confianza antes del parón por los compromisos internacionales.
Así, en el inicio del partido, el Real Valladolid era el que trataba de llevar al voz cantante con el dominio y cAaontrol del esférico ante un Getafe dispuesto en un clásico 4-4-2 y que se centraba en enviar balones a su estilete Lafita.
El conjunto vallisoletano, por su parte, ensanchaba el campo e intentaba llegar con profundidad a la zona de influencia de Moyá, sobre todo por el flanco izquierdo, por donde actuaba un revoltoso e hipermotivado Bergdich. De esta manera, el Real Valladolid empequeñecería al Getafe, que se desquitó de una ocasión de Javi Guerra tras el saque de un córner con unos instantes de asedio que con el paso de los minutos se evaporaron.
Su fútbol era demasiado vertical e inconexo, al tiempo que el Real Valladolid se desplegaba bien en ataque aunque sus últimos pases resultaban erráticos, la mayoría de ellos centros desde los costados. Tocaba con pausa e inteligencia que se enmarañaba cuando algún futbolista optaba por hacer la guerra por su cuenta.
Ocurrió pocas veces. Alardes de individualismo que también son aplaudidos por el respetable cuando no son avaros y que pueden desatascar duelos como el de este sábado de inicio de fiestas. Un envite que pudo empezar a decantarse si Moyá no hubiese realizado una estirada descomunal para evitar que el remate de Guerra tras pase de la muerte de Omar acariciase el fondo de la red. Ocasión más clara de un primer tiempo que moriría con las tablas iniciales y con el bando local más suelto y decidido que el conjunto madrileño.
Impetuosidad y finura que se dilató e incluso acrecentó en el segundo tiempo, el cual comenzaría con una merecida recompensa al mejor trato dotado al esférico por la escuadra blanquivioleta. Marc Valiente anotó un gol tras un saque de esquina y después de un par de rechazos del área. Discurría el minuto 2 de la segunda parte.
Un tanto que no provocó que el Real Valladolid se escondiese en su caparazón. Más bien todo lo contrario. Los ambages se soltaron definitivamente y los pupilos de Juan Ignacio Martínez buscaron con insistencia, creatividad y fulgor el segundo gol que diese un poso de tranquilidad.
No llegaba y el Getafe, con muy poco y sirviéndose de los ataques en tromba del Real Valladolid y algún fallo imperdonable en la entrega, se embolsaba alguna ocasión aislada que no maquillaba la pobre imagen que estaba ofreciendo hoy en Zorrilla ante un Real Valladolid en el que, en este segundo periodo, generó jugadas de tiralíneas y tuvo la suficiente profundidad como para haber abierto una brecha mayor.
No lo consiguió pero sí sumo sus primeros puntos de la temporada aliñados con un juego hilado por momentos con fina seda, algo que a buen seguro otorga importantes dosis de confianza antes del parón por los compromisos internacionales.