Jaime, cariacontecido tras el gol. Foto: Angel Becerra.
Fútbol | Real Valladolid
No es oficio para héroes
18 de Septiembre de 2012
Anoche ya atendió a los medios de comunicación que reclamaban su visión de la "desafortunada" jugada que, aunque duela, desencadenó la derrota en un notable partido del Real Valladolid, quizás carente de mordiente. Una jugada que acabó con Rubén Castro anotando y que el cancerbero manchego explicó este martes, el día después, con detenimiento. Con pelos y señales.
No metió la cabeza bajo tierra cual avestruz sino que miró al frente, a excepción de cuando Djukic puso el vídeo este martes por la mañana del partido. Prefirió no ver su fallo. Lo tenía demasiado reciente. "Jodido, sí. Cabreado, más, pero lo fácil para una persona es sacar pecho cuando vienen los momentos buenos y cuando vienen los malos que te busque Rita, la cantaora. A partir de hoy caso zanjado y me centro en parar todas al Atlético de Madrid", apuntó.
De este modo acabó su alocución de nueve minutos ante los micrófonos. Comparecencia en la que fotografió la jugada y mediante la que expresó que está "tranquilo" y que confía en si mismo.
El estigma del arquero. Su tarea, solitaria y oscura, pasa desapercibida. Emplea las manos en un deporte al que se juega con el pie y su misión es abortar lo que se considera como la salsa del balompié. Entonces, cuando yerra, cuando hace difícil lo fácil, el apaleo mediático (empezando por un servidor) se exagera. O puede que no, pese a que raras veces se encumbre el trabajo bien hecho a no ser que las intervenciones hayan sido milagrosas, salvadoras. Entonces brotan torrentes de literatura.
Jaime no lo obvia. "Los porteros somos casi siempre villanos y pocas veces héroes. Pero soy masoquista. Me gusta ser portero. El portero no tiene maniobra de reacción. Puedes ayudar al equipo y, a veces, cuando no lo hagas bien, puedes perjudicarle. Eres siempre el villano cuando salen mal las cosas. Es así incluso cuando el equipo pierde pese a no tener fallos, pues encima cuando se da un fallo tonto pues más", subrayó instantes después de relatar la ominosa jugada, "difícil de corregir", según dijo.
"Voy al suelo pensando que Rubén Castro va a entrar. Bota mal, me da en los dedos y se va. Pasa una vez de un millón. Mejor que pase ahora y no en otro momento más importante. No es un fallo de técnica, de colocación, sino que es un fallo más bien fortuito", relató.
Más dramática si cabe al tratarse del minuto 89 del partido celebrado ayer en Zorrilla y porque deshizo el empate a cero que reinaba en el marcador. En ese preciso instante, a Jaime se le cayó "el mundo encima".
Hasta ese momento había cuajado "un partido completo", esgrimió. "Fastidia porque el trabajo de los compañeros se ve empañado. Lo mismo que cuando falla un defensa, un delantero, cualquier persona, el equipo lo sufre. Los compañeros hicieron un gran derroche y lo mismo que hay veces que se pierde por un gol de Manucho en propia meta, en otras se pierde porque se me ha escapado la pelota. Ni antes era un fenómeno, ni ahora soy un desastre", añadió.
Errare humanum est, que nadie lo dude, y Jaime avisó. "Voy a fallar a lo largo de la temporada, pero lo importante es que con regularidad y con partidos siga demostrando que soy un portero sereno, sobrio, seguro y que lo mismo que hay veces que quito puntos, otros días los daré", anotó.
"Lo mismo que Victor Valdés es un gran portero con los pies, contra el Madrid falla y le cuesta el título al Barcelona. Todos los porteros fallamos y no voy a ser una excepción, pero cuando pasa, obviamente, no estás bien. Me siento súper tranquilo y concentrado, pero estás fastidiado porque te ha tocado la china en una jugada aislada, fortuita", comentó.
También señaló que la repercusión de este fallo es "lo de menos", que le da "igual", ya que lo que él quiere es "ayudar al equipo, a los compañeros y al Real Valladolid, sea en Primera, en Segunda o en Tercera Regional".
"Que la jugada salga en los medios no me quita el sueño. Lo importante es que el domingo que viene, ante el Atlético de Madrid (18,00 horas, estadio Vicente Calderón), se hagan bien las cosas y se consigan los tres puntos. Ojalá me metan todos los goles así y el equipo se salve", bromeó. Para finalizar, agradeció el apoyo y los mensajes de ánimo de sus compañeros, del técnico, Miroslav Djukic, y de la afición, "la cual estuvo sensacional".
En otro orden de cosas, el Real Valladolid se ha ejercitado esta mañana con la única ausencia del alemán Patrick Ebert, quien sufre una contusión en el bíceps femoral de la pierna izquierda, aunque, en principio, estará disponible para medirse al Atlético de Madrid.
No metió la cabeza bajo tierra cual avestruz sino que miró al frente, a excepción de cuando Djukic puso el vídeo este martes por la mañana del partido. Prefirió no ver su fallo. Lo tenía demasiado reciente. "Jodido, sí. Cabreado, más, pero lo fácil para una persona es sacar pecho cuando vienen los momentos buenos y cuando vienen los malos que te busque Rita, la cantaora. A partir de hoy caso zanjado y me centro en parar todas al Atlético de Madrid", apuntó.
De este modo acabó su alocución de nueve minutos ante los micrófonos. Comparecencia en la que fotografió la jugada y mediante la que expresó que está "tranquilo" y que confía en si mismo.
El estigma del arquero. Su tarea, solitaria y oscura, pasa desapercibida. Emplea las manos en un deporte al que se juega con el pie y su misión es abortar lo que se considera como la salsa del balompié. Entonces, cuando yerra, cuando hace difícil lo fácil, el apaleo mediático (empezando por un servidor) se exagera. O puede que no, pese a que raras veces se encumbre el trabajo bien hecho a no ser que las intervenciones hayan sido milagrosas, salvadoras. Entonces brotan torrentes de literatura.
Jaime no lo obvia. "Los porteros somos casi siempre villanos y pocas veces héroes. Pero soy masoquista. Me gusta ser portero. El portero no tiene maniobra de reacción. Puedes ayudar al equipo y, a veces, cuando no lo hagas bien, puedes perjudicarle. Eres siempre el villano cuando salen mal las cosas. Es así incluso cuando el equipo pierde pese a no tener fallos, pues encima cuando se da un fallo tonto pues más", subrayó instantes después de relatar la ominosa jugada, "difícil de corregir", según dijo.
"Voy al suelo pensando que Rubén Castro va a entrar. Bota mal, me da en los dedos y se va. Pasa una vez de un millón. Mejor que pase ahora y no en otro momento más importante. No es un fallo de técnica, de colocación, sino que es un fallo más bien fortuito", relató.
Más dramática si cabe al tratarse del minuto 89 del partido celebrado ayer en Zorrilla y porque deshizo el empate a cero que reinaba en el marcador. En ese preciso instante, a Jaime se le cayó "el mundo encima".
Hasta ese momento había cuajado "un partido completo", esgrimió. "Fastidia porque el trabajo de los compañeros se ve empañado. Lo mismo que cuando falla un defensa, un delantero, cualquier persona, el equipo lo sufre. Los compañeros hicieron un gran derroche y lo mismo que hay veces que se pierde por un gol de Manucho en propia meta, en otras se pierde porque se me ha escapado la pelota. Ni antes era un fenómeno, ni ahora soy un desastre", añadió.
Errare humanum est, que nadie lo dude, y Jaime avisó. "Voy a fallar a lo largo de la temporada, pero lo importante es que con regularidad y con partidos siga demostrando que soy un portero sereno, sobrio, seguro y que lo mismo que hay veces que quito puntos, otros días los daré", anotó.
"Lo mismo que Victor Valdés es un gran portero con los pies, contra el Madrid falla y le cuesta el título al Barcelona. Todos los porteros fallamos y no voy a ser una excepción, pero cuando pasa, obviamente, no estás bien. Me siento súper tranquilo y concentrado, pero estás fastidiado porque te ha tocado la china en una jugada aislada, fortuita", comentó.
También señaló que la repercusión de este fallo es "lo de menos", que le da "igual", ya que lo que él quiere es "ayudar al equipo, a los compañeros y al Real Valladolid, sea en Primera, en Segunda o en Tercera Regional".
"Que la jugada salga en los medios no me quita el sueño. Lo importante es que el domingo que viene, ante el Atlético de Madrid (18,00 horas, estadio Vicente Calderón), se hagan bien las cosas y se consigan los tres puntos. Ojalá me metan todos los goles así y el equipo se salve", bromeó. Para finalizar, agradeció el apoyo y los mensajes de ánimo de sus compañeros, del técnico, Miroslav Djukic, y de la afición, "la cual estuvo sensacional".
En otro orden de cosas, el Real Valladolid se ha ejercitado esta mañana con la única ausencia del alemán Patrick Ebert, quien sufre una contusión en el bíceps femoral de la pierna izquierda, aunque, en principio, estará disponible para medirse al Atlético de Madrid.