1-2: Alberto Bueno devuelve la ilusión
El "Somos Valladolid" hizo acto de presencia en Barcelona con más fuerza que nunca. El Pucela marchó con tres puntos del Mini Estadi llenos de épica y con una remontada heroíca y también merecida. Un sufrimiento con premio final, bien diferente al obtenido frente al Deportivo y ante el Hércules en los últimos diez días. La clasificación, con cuatro jornadas para el final, deja al Celta y al Valladolid en una lucha cuerpo a cuerpo. Con lo mismos puntos y con la ligera pero importante ventaja para los celestes del golaverage particular. En los próximos siete días, vallisoletanos y vigueses afrontarán dos partidos consecutivos como locales.
El Celta atraviesa un buen momento, pero el Pucela no parece dispuesto a darle tregua y facilitarle el ascenso directo a los de Paco Herrera. Lo demostró el equipo de Djukic en la Ciudad Condal. Salió envalentonado y dispuesto a lo imposible: tener más el balón y el control del juego que el filial culé. El dominio terminó por ser alterno. Dos conjuntos que practican un fútbol parecido, brillante, y que merecen más goles. Fue otra vez el gran enemigo de los blanquivioleta el gol. Al balón le cuesta entrar y Javi Guerra no tiene la facilidad de meses atrás para marcar. En la primera parte las ocasiones se sucedieron. Para ambos, pero con más continuidad para el Real Valladolid. Guerra la tuvo con el pie y con la cabeza, Marc Valiente a punto estuvo de superar en un remate a Oier y también Sisi pudo poner el 0-1 en el marcador. Antes, el arranque volvió a ser el habitual. Un timorato Pucela que tardó en entrar en el partido y que casi lo paga caro. Al borde del descanso, Gerard Deuloufeu tuvo la ocasión más clara de los primeros 45 minutos en un mano a mano que se decantó del lado de Jaime Jiménz. El manchego estuvo pletórico durante todo el encuentro.
El Valladolid salió tras el descanso dispuesto a sumar los tres puntos. Rubio se creció en su faceta distribuidora, apoyado por un Víctor Pérez cada vez más recuperador, y por dos extremos con ganas de ponerle velocidad al duelo. Jofre fue de más a menos y Sisi aguantó hasta el pitido final a un buen nivel, pero lejos de su mejor versión. A Óscar le volvió a costar encontrar el punto al partido. Guerra, voluntarioso, fallaba demasiado y el Barcelona B cargaba fuerzas. Y en pleno acoso y derribo vallisoletano, Carmona le clavó un puñal al Pucela en una contra bien dirigida por Rafinha y Deuloufeu. El ex del Promesas superó a Jaime ajustando un balón al palo izquierdo de su portería tras una asistencia de Rodri. Un palo muy duero e injusto para el trabajo que una vez más estaban cumpliendo los vallisoletanos. (1-0).
Al Real Valladolid le entró entonces la precipitación. Se obsesionó con conseguir empatar, consciente de que el ascenso directo se volvía imposible, y comenzó a chocar contra el muro defensivo de los canteranos blaugranas. Djukic decidió mover el banquillo: Alberto Bueno entró y el encuentro cambió. El madrileño reactivo a Óscar González y Oier Olazábal empezó a sufrir de verdad. Pero faltaba el último empujón. Manucho sustituyó a Guerra y en diez minutos se obró el milagro. Primero con un magistral pase de Álvaro Rubio a Óscar en un fuera de juego mal tirado por la zaga culé. El charro no falló ante la salida de Oier (1-1). Quedaban poco más de cinco minutos para culminar la remontada, y Bueno se empeñó en subir al avión de Ryanair los tres puntos. En un saque de esquina y con un remate casi imposible, a trompicones pero midiendo la colocación del esférico, consiguió marcar y certificar el volteo al marcador. Un gol que puede valer un ascenso. (2-1).
