0-1: Como en los tiempos de Mendi
Que un equipo cualquiera, en un partido cualquiera, te recuerde al gran Real Valladolid dirigido por José Luis Mendilíbar en Segunda División solo puede ser señal de cosas positivas. Si viste de blanquivioleta, muchísimo mejor. Djukic y sus chicos lo consiguieron frente al Villarreal B. Tras una gran primera parte, con ocasiones de todos los colores y un gol de Javi Guerra, el equipo se armó defensivamente y sufrió por no tener el balón, pero sin recibir grandes ocasiones de peligro.
Tras diez primeros minutos de tanteo, el Pucela asumió el mando del partido. No se amilanó, ni muchísimo menos, el Villarreal B de Julio Velázquez. Intentaba responder, pero le quemaba el balón fruto de la presión vallisoletana. Esas prisas en los castellonenses propiciaron varios errores garrafales que ni Javi Guerra ni Óscar González aprovecharon. Los dos se plantaron cara a cara delante de Diego Mariño antes de cumplirse la primera media hora, pero fallaron ellos y acertó el guardameta rival. Se nota que es celtista, porque se convirtió en una pesadilla para los arietes del Valladolid. Tanto Guerra como Óscar se desesperaron por el aguante en el mano a mano del portero gallego. También Alberto Bueno se sumó al festival de ocasiones y de intervenciones de Mariño, que detuvo al madrileño un disparo colocado desde fuera del área. Pero cosas del fútbol, el gol llegó en el momento menos esperado.
El Villarreal B solo asustó con un disparo de Lucas Porcar al que Jaime respondió con maestría. A pocos minutos del descanso, la fortuna sonrió tras un córner botado por Nauzet Alemán y rematado por Marc Valiente. Guerra no perdonó en el rechazo originado por la parada de nuevo de Diego Mariño. Un rebote que premiaba el acoso y derribo de los pucelanos. 0-1.
El control del juego, encabezado por Rubio y Víctor Pérez durante el primer acto, desapareció en el segundo. El Valladolid hizo un amago de asumir la responsabilidad de cerrar el marcador, pero se lo pensó dos veces. Fundamentalmente porque aparecieron los problemas físicos. Primero de Alberto Bueno, que se retiró con un golpe en el cuádriceps que a punto estuvo de dejarle en el vestuario en el entretiempo, y más tarde de Nauzet. Ello obligó a Djukic a dar entrada a Sisi y Marquitos, que invitaron al equipo a buscar el segundo al contragolpe.
Los minutos se fueron consumiendo y la inercia llevó a los vallisoletanos a recular, hasta el punto de prácticamente estar encerrados. El relevo de Nafti por un fatigado Rubio fue otro motivo más para armar el muro. Un Pucela desconocido este curso. Diferente y sin riesgos, pero que mostró su faceta de solidez defensiva que tanto ha demandado el técnico serbio. El Villarreal tenía el balón y lo movía a su antojo, pero apenas pisaba el área de Jaime ni hacía esforzarse al guardameta manchego. Y así murió el partido. Como uno de los tantos que llevaron al Valladolid de Mendilíbar a Primera: 0-1, sudor, solvencia, Guerra en vez de Llorente y un vestuario convencido de que la victoria se subía al autobús. Admirable.
