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Fútbol  |  Nacional Fútbol Chapas

El manchego Paco Sánchez repite título

22 de Noviembre de 2011

El campeonato, organizado por la Federación de la Liga de Fútbol Chapas (LFC), tuvo lugar en el Hotel NH Ciudad de Valladolid. Jugadores de toda España, para ser más exactos 128, procedentes de 16 delegaciones integradas en la LFC, se dieron cita en este torneo.

Un torneo tan impresionante como sorprendente. Paco Sánchez, jugador del equipo La Solana (Ciudad Real), alcanzaba la victoria tras la derrota por equipos de la hexacampeona Madrid, ante el club de Mérida. Sánchez llegaba a la final tras pasar tres eliminatorias en penaltis y vencer 5-2 a Sergio Rodríguez en semifinales.

El campeonato se desarrolló en dos partes. El sábado 19, de los 128 jugadores inscritos para la final, sólo 64 pasaron el circuito de prueba para acceder a la final del domingo 20 de noviembre. Ese domingo fue el día decisivo para todos los jugadores. El ambiente del salón del Hotel NH solo se puede describir con dos palabras: silencio sepulcral. Silencio que segundos después y en repetidas ocasiones se rompía por los gritos de júbilo de los jugadores al meter el balón en la porteria.

Y es que el objetivo del fútbol chapas es bien sencillo. Consiste en realizar una simulación de mesa, tan completa como sea posible, de la modalidad de fútbol once. Las competiciones celebran partidos entre dos equipos, cada uno de ellos jugado por un participante, de forma que un encuentro es ganado por uno de ellos cuando su equipo marca un mayor número de goles que el contrario.

El fútbol chapas más solidario

Además, este año el fútbolchapas, concretamente el club procedente de Madrid, se involucró en una causa solidaria. La iniciativa solidaria que ha llegado a la mente de los jugadores del club, como Roberto Monseco, que además colabora en la directiva de la federación nacional de fútbol chapas. Esta idea se basaba en la recogida de tapones de plástico, como los porteros reglamentarios de fútbolchapas y otros no reglamentarios (de leche, zumo, lejía) con el objetivo de recopilar los máximos posibles y que esos tapones se puedan canjear por dinero para ayudar a Sara, una niña de 10 años, con una enfermedad de las llamadas raras, que afecta a su movilidad y así poder comprarla una silla especial para su día a día.