Isa Rivero no pudo con Bormann en su feudo

Crónica del combate de Eduardo Blanco

Son las diez menos diez de la noche en Sindelfingen Alemania. Acaba de terminar el histórico combate de Isa Rivero "La Finita" por el título WBO del peso mínimo. 
La pucelana asoma por la puerta del vestuario donde tendrá que pasar el control antidoping. Lo hace con media sonrisa, sin muescas en la cara de la batalla que acaba de terminar, pero con un gesto de decepción. Ha estado a la altura pero, los jueces han otorgado el triunfo a la local en una discutida decisión de los árbitros.
Los alemanes que se encuentran detrás de nuestra posición nos miran y niegan con la cabeza...están con nosotros. Están con Isa. Saben que podía haberse llevado el cinturón a España y nos espetan un contundente "Good Fighter".
Isa se mostró dominadora desde el minuto uno. Con su boxeo, con su estilo, con un plan. Pegar y salir. Y no lo abandonó en ningún asalto. Bormann se vio intimidada. Sorprendida. Veía que la aspirante estaba por encima, que no tenía manera de fijar a Isabel que giraba a su alrededor. La campeona se desesperaba. Tiraba, pero todo fuera de distancia y la vallisoletana crecía por momentos. En el ecuador de la pelea, la esquina local le recrimina a su pupila, quizás la intensidad, pero sobre todo le conmina a que acelere las gestiones porque su oponente está por delante en las cartulinas. 
Bormann, sale decidida a meter presión, pero Isa no abandona el plan y sigue firme. En el sexto asalto, llega el primer golpe a la cara por parte de la teutona del que Isa sale sin problema. Es el "prime" de la boxeadora local pero ni siquiera a inmutado a su rival.
A falta de tres asaltos, el asunto físico empieza a jugar su papel y este, también se decanta por la chica del escudo de Valladolid en el pecho. Mientras, su oponente se resiente. Se acartona en el centro del ring y busca un golpe que no llega. Isa baila. Pega y se va. Sigue puntuando. Sigue con el plan. Llega el último asalto,  por delante dos minutos. Definitivos y, los pocos españoles en la grada empiezan a temer que...o pasa algo más a favor de su paisana o el cinturón se quedará en Alemania. Y así es. Llega la decisión a los puntos y esta, no es unánime. Dos jueces apoyan a Bormann y uno da ganadora a Isa. Sarah, retiene el título e Isa sonríe mientras se abraza a Diego Uceta con la satisfacción del deber cumplido aunque a la par, lamentando la ocasión que se acaba de escapar, quizás por aquello de que la campeona jugaba en el patio de su casa.
A eso de las diez y media de la noche una puerta se abre y aparece la eterna y siempre agradecida sonrisa de Isabel Rivero. En su haber, ser la primera castellano y leonesa que ha disputado un título mundial de Boxeo. Entre los que la rodean un pensamiento: ¿qué hubiera pasado en Valladolid...en la Cúpula? Nunca lo sabremos, pero quizás alguien llame a la puerta de Bormann y le pregunte: ¿te atreves  a venir a España?
Hasta que eso suceda, si sucede, nos quedamos con el gran papel de una de las nuestras. Grande, Isabel.