Casi mil participantes, innumerables acompañantes
El polideportivo Pisuerga ha abierto sus puertas a las cerca de mil niñas que participan en el campeonato nacional de gimnasia de conjuntos, y también a los incontables familiares que traen consigo las pequeñas. Ataviados con sus mejores "armas" para animar a sus hijas, equipados con camisetas con el nombre del equipo, y con la cámara en mano, no paran de gritar y aplaudirlas.
Desde Badalona, en coches particulares, y buscando el alojamiento en Valladolid por internet para dormir estas dos noches, han viajado un grupo de 25 padres de las alevines del club Montigala Badalona. Uniformados con unas camisetas color fucsia con los nombres de todas las gimnastas y su foto, esperan el turno para verlas. Cuando lo anuncian por megafonía, alzan sus banderas, gritan y buscan la mejor posición para la cámara de vídeo. Las fotos tampoco pueden faltar, por lo que tras un buen objetivo, han conseguido seguir cada paso que han dado en el tapiz con las cuerdas. "Ellas están nerviosas, sobre todo las que participan por primera vez, pero lo importante es que salgan contentas de la pista", dice un padre de una de las participantes, que cumplirá 10 años este domingo. "A ver si hay suerte y una medalla sería un buen regalo".
No tan contentas salen las niñas del club madrileño Rítmica Pozuelo, alguna incluso llorando, pero su madre explica orgullosa que "hasta con 39 de fiebre ha salido y lo ha hecho muy bien". Tan bien que obtienen un 12,025 de puntuación, pero están un poco decepcionadas. "Es que son muy perfeccionistas", dice otra de las madres, que recuerda que entrenan muchas horas.
Estos 27 familiares han viajado desde un poco más cerca, como "avanzadilla" de los que llegarán mañana. Han venido desde Madrid en coches, junto a otras cinco chicas del club de estética, y también pagarán dos noches de hotel para ellos y sus familias. Como un hermano mayor, que ha cambiado su entrenamiento de esgrima, por animar con su camiseta roja -igual que el resto-, su bandera de la Comunidad de Madrid y montones de aplaudidores grandes con los que hacer mucho ruido.
"Esperábamos más", dice una de las madres al acabar la actuación, "pero las niñas han venido a participar muy contentas y eso es lo mejor", dice mientras explica que su hija se apuntó con 7 años a gimnasia rítmica y tiene 11. Auténtica vocación las de estas pequeñas gimnastas que arrastran a todas la familia allá donde van.