Vuelve Jaime a la portería blanquivioleta
Regresa Jaime al once inicial después de que en los últimos partidos haya sido el venezolano Dani Hernández el portero titular, porque, según consideró Djukic, "la portería necesitaba tranquilidad tras los fallos de Jaime". El público, como siempre, tiene sus preferencias y estos días se ha comentado a quién quería cada uno. Sin embargo, cuando lo anuncian por megafonía: "Con el número 1, Jaime... ¡Bien!" no hay ni muchos pitos ni muchos aplausos en la grada.
Salta al campo con sus compañeros vestido de azul, se coloca los guantes y todos saludan a los jugadores del Betis. Habla con Marc Valiente y se dirige hacia su portería. Saluda y aplaude a la grada. De repente, comienza un ritual: salta y se sube a la portería, se santigua muchas veces y da tres saltos para calentar. Curiosamente, siempre se santigua con la mano izquierda "algo que me costó más de una bronca de pequeño", aunque reconoce que no lo puede evitar. Luego, se anuncia que habrá un minuto de silencio y va al centro con el resto del equipo.
Durante el partido, sin goles en contra, no tiene que intervenir en ninguna jugada polémica. A los 3 minutos, hace una parada que es respondida desde la grada con tímidos aplausos. En el minuto 30, llega el gol de Alberto Bueno que él ve desde su posición, aplaude a sus compañeros desde allí, salta y se engancha a la portería y bebe agua.
Cuando el árbitro pita el descanso, Jaime de nuevo toca la portería, se santigua, saluda y coge su botella. Se reanuda el segundo tiempo. Mientras comprueban las redes de la portería, él se coloca, estira los brazos, los mueve, aplaude a la grada, se santigua otra vez y empieza.
Este tiempo tiene más jugadas polémicas por la actuación del árbitro y la grada se enfada. Él también protesta desde su sitio, anda rápido, se mueve mucho, es inquieto. El portero manchego hace aspavientos con las manos cuando sacan la tarjeta roja a Sereno. En los cambios, aprovecha para beber agua y volver a dejar la botella azul junto a la portería.
Por último, con el pitido final de nuevo hace gestos que simulan un ritual: salta, toca la portería, va a por su botella de agua, se despide con la mano de la afición, aplaude y va al centro del campo. Allí se abraza con Baraja y habla con el portero rival, con el que camina hacia el túnel de vestuarios.
Tras el encuentro aseguró que "me encontré bien, con tranquilidad", y enseguida muestra su alegría "por la victoria pero sobre todo por el buen trabajo de todo el equipo". En cuanto al colegiado, se limita a reconocer que "lo hizo bien en la primera parte, pero se le complicó todo tras la expulsión" y es muy claro a la hora de afirmar que "este resultado es corto para la vuelta. Necesitamos allí marcar un gol para estar tranquilos".
Así es Jaime Jiménez Merlo, Jaime para el público blanquivioleta. 1.88 de altura, a punto de hacer 32 años casi cuando finalice el año, el mismo al que le dio aquel famoso calambre jugando con el Elche, y que no pudo jugar los partidos de promoción de ascenso con el Valladolid por lesión después de haber disputado 41 partidos como titular el año pasado en Segunda División. Veremos sus estadísiticas en Primera División al final de la temporada 2012/2013.
