Toque, orden y Manucho... como siempre
El esquema base que ha mostrado este jueves noche el serbio es un 4-1-4-1 resguardado en unos defensas, cuyos laterales no cometieron excesos ofensivos, pero sí estuvieron incisivos. Sin embargo, se pudo ver a muy pocos jugadores del ataque encorsetados. Algunos brillaron más que otros, aunque sí se comprobó que las piernas, en estos fatigosos días de pretemporada, pesan demasiado.
Jofre o Álvaro Rubio destacaron entre los 33 futbolistas que se mostraron ante el centenar de personas que se agruparon en una de las esquinas del fondo sur. También canteranos como Toni, Felipe o Tekio. Al que no se vio fue a Javi Guerra, ausente por unas molestias físicas abiertas a suspicacias. No mucho más a Nauzet, que regaló destellos apáticos, desgarbados por la desolación infantil tras la pataleta.
El equipo azúl estuvo compuesto por Jaime, Barragán, Valiente, Navas, Pablo Gómez; Nauzet, Álvaro Rubio, Nafti, Jofre; Óscar y Aquino. El verde por Salcedo, Felipe, Fran No, Juanito, Peña; Sisi, Rueda, Jorge Alonso, Quique; Víctor Pérez y Bueno. Y, finalmente, el amarillo, el formado por un grueso de jugadores del filial, Jhon Villanueva; Tekio, Mongil, Peralta, Jordi; Toni, Ochoa, Matabuena, Javi Navas, Marquitos y Manucho.
El conjunto con el peto verde empató a uno con el azul. Alberto Bueno inauguró la tarde de goles, a buen pase de Felipe, mientras que el empate lo selló a Aquino tras recoger un buen centro de Jofre.
El segundo partido estuvo más movido. Tres goles en total. La cándidez en la salida de balón condenó a los más jóvenes, que vieron cómo bien pronto Jorge Alonso robaba el esférico en el balcón del área para adelantar a su equipo. No obstante, Mongil, con poderío al segundo palo en un saque de esquina, devolvió las tablas al marcador. Poco duraron, pues Quique no perdonó un balón claro en el balcón del área.
Un partido en el que el conjunto amarillo dijo poco en ataque. Su cúspide, Manucho, demostró que sigue siendo el mismo. Pasota, torpe y socarrón. Arrancó a la grada un aplauso en una jugada en la que estrelló el balón al travesaño. El único balón que controló de forma decente. Marquitos tampoco entusiasmó.
En el último choque, se notó que las fuerzas flaquearon y derivó hacia un empate a cero cargado de impetuosidad por parte de algunos futbolistas. Pitido final y a la caseta cuando al sol le restaba una escasa hora de vida.
Una hora y media de fútbol que no desprende muchas conclusiones. Es la primera toma de contacto medianamente seria, aunque lo que sí ha latido es que se apuesta por cuidar la pelota. Jugadores tiene para ello y Djukic está por la labor de ensamblar las piezas. Más pistas, este sábado en Íscar.