

Óscar y asociados
Pero para explicar (o puede que no) esta telequinesia balompédica me voy a permitir la licencia de echar la vista al pasado. No viene mal de vez en cuando, pero sin abusar... Lo primero, pedir disculpas, pues voy a personalizar el inicio de este reportaje. Puede que no venga a cuento, pero entiendo plausible reencontrarme con aquel tímido aspirante a periodista que hacía sus primeros pinitos en el extinto GRADA DEPORTIVA (desde aquí aprovecho para agradecer a Santiago Hidalgo Chacel, su ex director, la oportunidad) con tremenda ilusión y libre de los desencantos que, los años, a veces infieren.
Llené las dos primeras páginas de una edición veraniega ahondando en una conexión que Fernando Vázquez probó en pretemporada y que, por aquel entonces, parecía que carburaba, como así demostró en la campaña anterior Pepe Moré en los últimos partidos de Liga. Dragan Ciric y Óscar, que por aquel entonces tenía 20 años, se compenetraban en la media punta. No obstante, a Vázquez le parecían demasiados y el incipiente talento de Óscar dejó al serbio demasiado tiempo en el banquillo durante la temporada en la que el equipo consumó el penúltimo descenso a Segunda División.
Óscar se erigió como la referencia, el faro de un equipo que, con la lesión del "tanque" Makukula, cayó en picado. Acabó como máximo goleador y su clase se mudó a puertos más exigentes que los de la categoría de plata.
Ahora, de vuelta, el salmantino de verás ha encontrado esa conexión perfecta en la segunda temporada de su segunda etapa como orgulloso jugador blanquivioleta. Un socio complaciente. Un inquieto y eléctrico futbolista que, como él, fue internacional sub 21. Uno pone la pausa, la precisión, la imaginación... El otro, la constancia, la fe y, como no, la velocidad demoníaca mutada en "chinchilla (desde el cariño)".
Sisi y Óscar. Óscar y Sisi vienen desatascando partidos y encontrándose el uno con el otro sobre el césped para que aflore el epicúreo "perfume de gol (me encanta esa frase hecha del "Mono" Burgos)". Ocurrió el pasado sábado ante el Xerez, pero no ha sido la vez primera en esta temporada en la que, por fin, parece que el media punta ha encontrado el acomodo que su, en ocasiones intermitente, ingenio futbolístico merece.
Sisi lo sabe. Es consciente de que con él al lado, fuera parte de la buena relación cimentada lejos de los terrenos de juego, es "fácil entenderse", ya que, según apunta a valladoliddeporte.es, "está a otro nivel de la categoría".
"Ya lo decía desde principio del año pasado cuando no iba ni convocado, que iba a ser un jugador especial, resolutivo. El año pasado lo demostró los últimos quince partidos y ahora otra vez está volviendo a ser importante. Tiene mucha calidad y cuando aparece es fundamental para nosotros", desliza con premeditación.
Mejor dicho, y siendo más certero, el albaceteño añade: "Él hace jugar al fútbol. Aunque a veces parece que no está, es el que hace jugar, es el que pone la pausa. Hace mejores jugadores a sus compañeros y eso, en el fútbol, es muy difícil. Sufrimos cuando no tiene la pelota y es él el que tiene que iluminar. Intento bajar a recibir mucho y dársela a él porque sé que de ahí van a salir cosas", matiza el extremo reconvertido a falso media punta.
Lucidez halagada no sólo porque compartan risas, sanos piques al pádel y al golf y degustaciones gastronómicas, aunque Óscar, en broma, cree que los piropos de su compañero de habitación atienden a la buena amistad que han labrado.
Sin embargo, él tampoco cercena el ramillete de cumplidos dirigidos hacia Sisi. También estima que es "muy fácil entenderse con él", más ahora que está "muy bien físicamente" y si "encima hace goles ya es la h...", chasquea.
"Nos llevamos bien tanto dentro como fuera del campo y eso se nota. En las jugadas sabemos lo qué queremos hacer. Está en un extraordinario momento de forma", atestigua Óscar, que no vacila a la hora de destacar de Sisi la "tensión, la garra que le mete, la chispa, el desborde que tiene en el uno para uno y la visión de juego, pues ve muy bien los desmarques". "Ve el fútbol muy fácil y siempre le tienes cerca", apunta el salmantino, que cree que es mejor al golf que su compañero de andanzas, aunque sí admite que, en el pádel, es Sisi el que se desenvuelve con más pericia.
El más menudo se impone en un deporte más dinámico y el otro en el que requiere de una mayor concisión. ¡Qué curioso!. Pero, por otro lado, y cuestiones deportivas al margen, y estas sí centradas más en las definiciones marcadas por las relaciones personales, Sisi enaltece las dotes "campechanas" de Óscar, mientras que Óscar tiene claro que Sisi, es "una muy buena persona que nunca" le dará "la espalda".
O quizás sí, pero sólo en el campo, como en el primer gol ante el Xerez. Únicamente cuando a Sisi le toque recoger un vertical pase de Óscar y depositar el esférico, la pelota que les ha unido, en el fondo de la portería rival. Después ya llegará la fusión. El abrazo de gol que, esperemos, perdure, en esta vez sí, bien constituida sociedad.