La grada se salpicó de colores blanquivioleta y camisetas rojas
La grada se salpicó de colores blanquivioleta y camisetas rojas
La grada se salpicó de colores blanquivioleta y camisetas rojas
La familia de aficionados que entró con las entradas del Real Valladolid y ValladolidDeporte
Fútbol  |  Real Valladolid

Morado y rojo, unidos por el fútbol

10 de Junio de 2012
Imagen de sgarcia
Escrito por
Sara García

La zona de animación que el club organizó en los alrededores del estadio, en el recinto ferial, se fue caldeando después de comer con los hinchables y juegos para los niños y no tan niños, que hubo mayores que jugaron al futbolín humano, todo amenizado con música hasta que comenzó el partido de España y la concentración pasó verdaderamente a la tarde de fútbol que se avecinaba.

Una mezcla explosiva de colores, blanquivioleta y rojo y amarillo. Camiseta del Real Valladolid con bandera de España anudada a la cintura, o elástica de la Selección con los colores del Pucela pintados en la cara. Mil combinaciones en la ropa y accesorios que daban un colorido único.

A partir de las siete, la mayoría de la gente fue corriendo hacia el estadio a sentarse en su asiento de la grada y poder ver la segunda parte de España mientras animaba a su equipo calentando. Algunos, con los cascos puestos, informaban a sus amigos del partido de Nadal en Roland Garros y comentaban lo intensa que era la tarde, también con la Fórmula 1 y Alonso. A esa hora, ya se veían que llegaban a Zorrilla más camisetas moradas que rojas, aunque la estampa seguía siendo muy peculiar. Hubo incluso quien, con el pitido final de la Selección, se quitó su camiseta roja y la cambió por la blanquivioleta porque venía provisto con las dos.

Pero en cuanto acabó el partido de España, la animación al Real valladolid fue máxima, cantaron el himno, aplaudieron a los jugadores cuando enfilaron camino del túnel de vestuarios y más cuando volvieron a salir al campo, se hicieron la foto de rigor con los muchos niños que les esperaban y con Pepe Zorrillo y entonces, se oyó fuerte "¡A por ellos!".

La afición se enfadó con las decisiones arbitrales y gritó "Manos arriba, esto es un atraco" y se llevó la consabida pitada en el descanso, aunque todo cambio con el primer gol, los aplausos a Óscar en el cambio, la locura con el segundo tanto y a alegría desatada con el tercero. Ahí la afición se acordó del empate pactado entre el Celta y Córdoba y comenzó a gritarles "Iros a Vigo", aunque como bien dijo después Guerra al acabar: "La gente lo que tiene que hacer es animar". Y eso es lo que hicieron. Y disfrutar. Y sufrir. Y ahora, a esperar al miércoles. Sólo quedan dos pasitos más.