Los hermanos se llevan la victoria

Hay rivales que son menos rivales. Hay aficiones que te gustan que vengan porque llenan de colorido tu ciudad. Y hay otras que se las califica de "hermanos de fútbol". Con algunas te encuentras cuando estás en Primera y/o en Segunda, y otras, tardan en volver.

Así ha sido el encuentro con el Real Oviedo, en el que casi 3.000 aficionados han invadido Zorrilla con sus camisetas azules y sus cánticos. 14 años después de que ambos jugaran el último partido en Primera División, volvieron a verse las caras, y la moneda cayó del lado de los carbayones.

Como símbolo de esa unión fraternal, se vendieron camisetas y pulseras conmemorativas azules y moradas con el lema "Hermanos de fútbol". La ocasión lo merecía después de tanto tiempo. La misma frase que portaron los jugadores en sus camisetas al saltar al césped.

Antes de comenzar el partido, se rindió un pequeño homenaje a dos jugadores emblemáticos de ambos equipos, José Luis Santamaría y César Martín, que saludaron desde el campo. También en el descanso, aficionados de los dos clubes probaron suerte tirando penaltis, que por cierto, como premonición de lo que pasaría después, ganaron los del Real Oviedo.

La marea azul invadió la grada donde se suelen colocar las aficiones visitantes, pero esta vez mucho más poblada, así como varios grupos de seguidores desde otros puntos del estadio. Animaron y corearon el nombre de los suyos para envidia de una afición blanquivioleta más fría y en el minuto 14 todos levantaron sus bufandas. Cada uno aplaudió los goles de su equipo, cada empate disputado, pero el triunfo viajó en autobús a Oviedo. El Carlos Tartiere esperará ahora a recibir a los hermanos vallisoletanos en el partido de vuelta y quién sabe si también habrá victoria visitante.