Las aficiones disfrutan juntas del domingo

Cuando el horario de un desplazamiento es coherente y bueno para emprender un viaje cercano, te brinda la oportunidad de ver dos aficiones hermanadas, pasando un buen día, con un ambiente de fútbol de verdad.

Grupos de seguidores blanquivioletas que deciden pasar el día en Bilbao y salen de viaje con su camiseta ya puesta, visitan el Guggenheim, hacen turismo, van de pintxos, y cuando llegan pronto a San Mamés, no puede faltar la foto con el escudo en La Catedral.

Muchos aficionados habían quedado con amigos "locales" porque se veían grupitos con las camisetas mezcladas y ese buen ambiente que se respira cuando cada uno anima a su equipo, aunque la afición del Athletic -siempre tan ruidosa- despertó con el primer gol, que antes no se les oyó como otras veces en el estadio.

Los vallisoletanos, situados en un córner, animaron a los suyos con gritos de "Pucela, Pucela", sobre todo, en los saques de esquina, que les mereció el aplauso de sus jugadores. Formaban una mancha morada, de unas 300 camisetas, en medio del rojo y blanco que teñía las gradas, pero el compañerismo reinó durante todo el encuentro, a pesar de la derrota de los que se habían desplazado. Había incluso quien vestía de blanquivioleta con bufanda del Athletic, pero su corazón animaba a los pucelanos.

Algunos aficionados esperaron la salida de los jugadores hasta que subieron al autobús, otros ya emprendían viaje de vuelta, sin la victoria en la mochila, pero con la satisfacción de haber pasado un buen día de fútbol, haber visto a los amigos, visitar la ciudad, haber vuelto a San Mamés, regresar a Primera un domingo.