Nietos de Delibes antes de empezar el encuentro.
Nietos de Delibes antes de empezar el encuentro.
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Fútbol

La paloma de Delibes

La sombra de Delibes es alargada, y aunque se marchó el viernes, su recuerdo permanecerá, Los seguidores del fútbol quisieron homenajearle y recordar su gran afición a este deporte, y a sus colores, los del Real Valladolid. Faltaba un minuto para que comenzara el espectáculo, los galácticos llegaban a un estadio vallisoletano lleno que se levantó para rendir un homenaje a su vecino más ilustre. Ante los ojos emocionados de sus nietos, abrazados junto a una imagen del escritor, comenzó a escucharse por megafonía una música que puso los pelos de punta a todo el público que, de pie, y con respeto, guardó silencio. 22.000 corazones sobrecogidos recordaban a Delibes.


Pero el silencio se convirtió en palabras, las suyas, que resonaron por los altavoces para hacerlo más presente. Un extracto de "Mi vida al aire libre. Memorias deportivas de un hombre sedentario" que demostraban cómo era seguidor de su Real Valladolid. "Yo creo que mi primera afición deportiva, asumida como pasión, como auténtica pasión desordenada, fue el fútbol. Yo fui hincha antes que aficionado. Anteponía al espectáculo el triunfo de mi equipo, el Real Valladolid Deportivo. Y hasta tal punto vivía sus peripecias de corazón que, de muy niño, hacía solemnes promesas al Todopoderoso si el Real Valladolid salía victorioso en Las Gaunas o El Infierniño"


En el centro del campo, los jugadores del Real Valladolid y del Real Madrid arroparon a su nieto más pequeño, Mateo Luca de Tena Delibes, que soltó una paloma blanca, la naturaleza que tanto le gustaba y de la que tanto escribió. Y la grada estalló en un sonoro aplauso, como ya habían hecho a lo largo del fin de semana en el Ayuntamiento y en la Catedral. La paloma se quedó sobrevolando el estadio Zorrilla durante toda la primera parte, para, como decía Delibes, dar aliento a los jugadores blanquivioletas, aunque finalmente no pudieron ganar. "En cambio, cuando jugaba en casa, me parecía que bastaban mi aplauso y mis voces de aliento para triunfar y no iba con embajadas al Todopoderoso". Como dijeron sus familiares antes de comenzar el partido "donde quiera que esté, nos verá y sabrá todo el afecto que le teníamos".