

Javi Jiménez, manoplas de acero
Un cuestionario, el de los periodistas, que versó sobre sus arrestos, su habilidad en el uno para uno, su futuro o los consejos de su técnico Abel Resino, otrora un portero de enjundia. Respondió tranquilo, quizás parco en palabras, pero suelto y confiado, como se muestra debajo de los tres palos.
Tony Schumacher, mítico guardameta de la selección alemana, hablaba del balón como su "presa", sobre la que se abalanzaba con decisión y coraje. Una forma de actuar, de desenvolverse cuando la soledad del arquero se evapora, que bien sirve para definir la gallardía con la que el joven guardameta riojano acomete las salidas, casi como un líbero.
Cuando ve que no le da tiempo aguarda, achica los espacios y define bien en el uno para uno. Los delanteros azulgranas sufrieron sus poses hieráticas y aún tienen pesadillas con un guardameta que, según dijo, "no" se pone "nervioso". Ni siquiera al ver cómo sentaba en el banco a un internacional como Justo Villar. "No me lo esperaba. La semana fue igual que las anteriores. Sentí felicidad porque es lo que deseaba, pero no nervios. No soy una persona que se ponga nerviosa. Sí tenía ganas de intentar hacerlo bien y convencer al entrenador para que me siguiese poniendo", explicó.
Fue en Zorrilla y ante la Ponferradina. Abel le dio la alternativa tras un debut calamitoso por una injusta expulsión ante el Villarreal B. "El día que debutas, te expulsan pues dices: la que hemos preparado. Ha habido otras oportunidades y el entrenador ha confiado en mí y es de agradecer", dijo.
Desde entonces, y salvo errores puntuales, Javi Jiménez ha sorprendido al respetable con sus hechuras, su confianza, su templanza. Cualidades que se confirmaron con una soberbia actuación en un partido frenético, de los que ponen los nervios a flor de piel. Menos a él. "Salieron las cosas bien, conseguimos los tres puntos que era lo importante e individualmente salió un buen partido pero hay que fijarse en el colectivo, necesario para mantenernos ahí arriba -puestos de playoff de ascenso a Primera División-", apuntó.
No en vano, sabedor de la ingratitud del fútbol, recalcó que debe "seguir trabajando y mejorando en todo". Además, rechazó auto-analizarse, describir sus virtudes y enumerar sus puntos flacos. "No soy yo quién para hacerlo", dijo.
De momento, está centrado, al igual que sobre el tapete y a la sombra de la portería, en seguir jugando. ¿La renovación? - Ya se verá, respondió el guardavallas. "Ojalá hagamos las cosas bien, ascendamos y tenga la ocasión de jugar al año que viene", un sueño, su sueño y el de toda una ciudad.
Concluyó, y al cuestionarle por su ídolo de la infancia, Javi Jiménez señaló que era Francisco Buyo, cuyas características, según ha dicho, se asemejan a las suyas. Precisamente, un ex portero, el gallego, coetáneo de Abel Resino, su entrenador, al que "no" vio jugar y, "por eso no" tiene "muchas referencias".