Imagen del partido Valladolid - Tenerife de la primera vuelta. FOTO Jonathan González
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Fútbol  |  Primera división

El año cero de la era Clemente comienza este sábado en Tenerife

La llegada de Clemente ha servido para desviar la atención de una plantilla que se ha llevado por delante a dos entrenadores esta temporada, que es noticia por cuestiones extradeportiva y que estaba en caída libre. Un descenso que el nuevo técnico vasco intentará frenar a la 20:00 horas en el campo del Tenerife, con su particular estilo.


Al menos, lo que sí se puede decir a priori es que el entrenador de Barakaldo llega cargado de ilusión y convencido de las posibilidades. El añito "a la sombra" le ha hecho aceptar la oferta vallisoletana como un niño con zapatos nuevos, y esa ilusión es la que ha intentado transmitir a la plantilla en apenas 72 horas. Ahora falta por ver si ese aire nuevo se plasma en el Heliodoro Rodríguez López o la llegada de Clemente es sólo el ruido de la botella de cava al descorcharse.


Un técnico preocupado por el aspecto defensivo de todo el equipo. Por eso, parece claro que César Arzo reforzará el centro del campo junto a Borja, como ya hiciera en la etapa de ambos en el Murcia. Además, no se descarta una defensa con tres centrales o que Jacobo cumpla de idea de un entrenador al que tradicionalmente le gustaban los porteros altos. A esas novedades se puede unir la presencia de Asier del Honor, como falso carrilero por banda izquierda.


Pero defender bien no siognifica renunciar al ataque. De hecho el  propio Clemente reconoció en la previa que al equipo no le vale otra cosa que no sea ganar la primera de las ocho finales que tiene. Eso se debe traducir en la presencia en ataque de jugadores como Diego Costa, Keko o Bueno, que deben encontrar esa puntería que se les resiste desde hace semanas,


Y en frente un Tenerife tan necesitado de puntos como los vallisoletanos, y que quiere vengar aquel 1-5 de hace unas campañas precisamente contra el Valladolid y precisamente con Clemente en el banquillo de los insulares. Un partido, por tanto, de mucha tensión y poco fútbol que llega como "aperitivo envenenado" a esa omnipresente Madrid-Barcelona.