Como hace un año, pero al revés
Ya no hay tiempo para volver a fallar. Los blanquivioleta se juegan toda la temporada y su futuro más inmediato económica, y deportivamente, en el estadio menos indicado. O todo lo contrario, quien sabe. Lo cierto es que el pasado verano, cuando se conocía que a falta de cuatro jornadas para el final de la Liga los pucelanos deberían visitar El Molinón, la afición rezó para no jugarse nada en Gijón. Pues bien, el Real Valladolid se juega la vida.
Hace 12 meses la historia era al revés. El Sporting visitó Zorrilla mucho más necesitado y se llevó los tres puntos. Todo ello unido a una polémica por el precio de las entradas que no ha pasado inadvertido en esta ocasión. Pese al pacto de caballeros de la primera vuelta, con foto incluida entre Manuel Vega Arango y Carlos Suárez, entrar al estadio gijonés tendrá un precio de 50 euros para la afición vallisoletana.
Clemente no se lo ha pensado y ha agradecido a su presidente la vuelta de Pelé a los entrenamientos convocando al portugués. Lo curioso es que su amigo Haris no viaja por decisión técnica y se une a Fabricio, Héctor Font, el capitán Marcos y Sesma, recién salido de una lesión. Todo ello hace indicar que el vasco no moverá ni la portería ni la defensa, con la única novedad de Asier del Horno. El trabajo de Barragán frente al Sevilla hace quince días, anulando a Jesús Navas, fue más que efectivo, por lo que podría repetir experiencia para frenar a Diego Castro, uno de los grandes peligros rojiblancos. La vuelta de Pelé rebaja las opciones de Arzo como acompañante de Javi Baraja en el centro del Campo. Arriba Nauzet, Manucho y Diego Costa pondrán el peligro.
¿Y el Sporting? Preciado tiene claro que Botía será la gran novedad en el centro de la defensa. La única duda la tiene con el portero suplente, ya que el habitual se ha lesionado. El resto del equipo parece decidido, con Rivera y Lola como pareja en el centro del campo, con Luis Morán y Diego Castro en las bandas y con Lora y Canella en los laterales. Un equipo que sólo utiliza cuando sabe que tiene que ganar sí o sí.
El Molinón será una caldera e incluso el himno se cantará a capella. El Real Valladolid deberá hacer oídos sordos de lo que pase en la grada, y sobre todo ganar, que al fin y al cabo es lo más importante. Y lo fundamental. Tres puntos pueden hacernos soñar.