FOTOS: Angel Becerra/ Andrés Domingo
Fútbol | Real Valladolid
Abierto por vacaciones
A las 6 y media de la tarde en agosto en Valladolid no ha bajado todavía el calor y sin embargo, ya se ven algunos seguidores del Real Valladolid, con camiseta incluida, que van andando al estadio. De nuevo a Zorrilla. Una temporada más.
Es el primer partido y eso se nota en el ambiente porque a pesar del calor, de las vacaciones, de la piscina, la ilusión sobrevuela el ambiente, reencuentros, abrazos, qué tal el verano, más niños de lo habitual...y un pensamiento en todas las cabezas: volveremos. Porque estamos en Segunda División y eso también se nota, aunque este primer partido tenga sabor a Primera.
"Qué ganas de que empiece ya", "así es diferente, rompes con la rutina", "tenemos el aliciente del ascenso, porque lo del año pasado fue horrible", "que sí, que les vi el otro día y me gustó mucho el equipo"... Y así vuelves a entrar por la puerta habitual, subes las escaleras y ves las novedades. La primera, la nueva publicidad de Cuatro Rayas en las vallas, en el campo y en los banquillos. Hablando de banquillos, Rubi es de los que prefiere el de la derecha y ahí está de pie, con un polo blanco de manga corta -curioso que el entrenador del Mallorca lleve camisa de manga larga-.
Se guarda un minuto de silencio por los abonados fallecidos la temporada pasada, pitido inicial y el balón comienza a rodar en esta nueva temporada. ¡Esto empieza ya! Y entonces ves las nuevas camisetas, y a los nuevos jugadores y comentas qué te parece Leão o Roger, y miras a ver cómo están los de siempre y hasta echas de menos a alguno que se fue.
Por la hora no se ven apenas bocadillos, pero sí muchos refrescos por el calor y pipas, padres con niños les explican cosas del fútbol -que aprovechen que luego con los malos horarios ya no van a poder ir mucho más-, y cuatro, pero cuatro de verdad, aficionados del Mallorca al sol.
Y los cánticos que nunca fallan, "yo te seguiré", "ale Pucela", aplausos en las oportunidades y gritos en los goles y bufandas blanquivioletas al viento. No muchas, apenas son 7.895 aficionados que no han querido perderse el debut. Quizás por eso, los jugadores les aplauden desde el medio del campo al final y el equipo les regala una victoria, dos goles, tres puntos, un buen comienzo, una ilusión, una oportunidad para soñar.