Oscar celebra uno de sus dos goles con Rueda. FOTOS Angel Becerra
Oscar celebra uno de sus dos goles con Rueda. FOTOS Angel Becerra
Oscar celebra uno de sus dos goles con Rueda. FOTOS Angel Becerra
Fútbol  |  Real Valladolid-Barcelona B

7-0: Orgía de goles

22 de Diciembre de 2014

El Real Valladolid se pegó un atracón, pero el que necesitará la sal de frutas será el filial del FC Barcelona. El Pucela quedó para celebrar la cena de empresa y se comió al conjunto blaugrana, que sólo pudo ser espectador en un festival de goles. 





Rubi entró en el laboratorio y se puso a jugar con las pipetas y las probetas. ¿El resultado? Un cambio de dibujo en el esquema. Un 4-3-3 que ponía el signo de interrogación en Zorrilla. El experimento, con Óscar como falso nueve, podía ser una genial locura o un suicidio público del catalán, que apenas había hecho correcciones en su dibujo las 17 jornadas anteriores. La moneda cayó del lado de la cara. 





Un cuarto de hora fue el tiempo que aguantó el Barcelona en el partido. Halilovic y Adama hacían presagiar una guerra que no se presentó al campo de batalla. En medio del fuego cruzado una bala alcanzó al equipo de Eusebio. Óscar, que dio relieve a su falso 9, remachaba un balón peinado por Valiente a la salida de un córner para establecer el 1-0. 





La pistola se convirtió en ametralladora y en menos de un minuto un proyectil, lanzado por Mojica volvió a alcanzar a los blaugranas (2-0). El naranja fosforescente de la camiseta del Barcelona se convirtió en gris oscuro casi negro cuando Macky remató al fondo de sus propias redes un centro del colombiano, al que sólo le faltó el gorro y el traje rojo para ser Papa Noel en la gélida noche de Zorrilla. 





Óscar calcó la jugada del primer gol para establecer el 4-0 antes del descanso. Esta vez fue Rueda el que peinó y de nuevo la testa del salmantino fue oportuna. El Pucela se gustaba, lo llevaba haciendo unos cuantos partidos, pero necesitaba sacudirse la presión antes de salir a bailar. Cuando lo hizo, bailó como los ángeles. 





En la segunda mitad, el Barcelona se quedó sin argumentos para contradecir el Pucela. Jeffren, un huracán por la derecha, remachó un centro de Peña a media altura para completar la manita. La historia no acabó ahí. El único aviso serio del filial blaugrana, perdido en la telaraña del centro del campo puesta por Rubi, lo dio Joan Ramón con una volea que se estrelló en el larguero de Varas. 





El Real Valladolid sacó de golpe y porrazo todo el gol que llevaba dentro las últimas jornadas y llevó el luminoso hasta cifras tan históricas como sonrojantes. Mojica finalizó una contra para ganar el set y Bergdich, que empezó el partido como suplente, terminó de hacer un siete al equipo de Eusebio (7-0). 





El buen sabor de boca durará dos semanas en el paladar el Pucela, que celebrará una dulce Navidad a cuatro puntos del líder y con ganas de volver a citarse consigo mismo, ahora que se ha reencontrado.