4-1: Més que una derrota
Una vez más, partido en estadio inmenso ante rival millonario y monstruoso y nervios de principio a fin. Sensación de que casi en todo momento firmas el final del partido porque te superan los nervios.
Con 0-0 sientes que consigues aguantar, con 0-1 te empiezas a plantear que puedes escribir un nuevo capítulo en tu historia y te vuelves loco. Pero la euforia se pasa porque llega el 1-1. Los nervios no se van. Y ves que aguantas, que pasan los minutos, que llega el descanso y que el Real Valladolid mantiene intactas sus posibilidades. Pero el descanso se hace largo porque ellos tienen tiempo para corregir, para meditar y para salir en la segunda parte a por todas. Y el Pucela había echado el resto en la primera parte. Y 1-2, y 1-3 y 1-4. No cierras los ojos porque quieres aguantar con los tuyos hasta el final, pero te duele el corazón y lamentas cada gol encajado.
Estas nueves líneas de arriba resumen lo que pasó en el Camp Nou en sensaciones y sentimientos. El análisis es para otros partidos. Porque enfrente estaba un equipo con números inmaculados que acumula ocho victorias en ocho partidos. 24 de 24.
Porque Baraja y Fausto Rossi estaban rodeados de Xavi, Fábregas y Song. Porque a Rukavina le llegaba Neymar y a la vez Adriano. Porque Valiente volvió a sangrar y Mariño a brillar. Y todo así. La desigualdad económica acaba sobre el verde, lo vean o no lo vean los románticos y los que piden milagros a un equipo que se plantaba ante el todopoderoso Barcelona con seis lesionados. Y con todo esto, hubo un premio. El de ver un centro más propio de uno de los virtuosos y talentosos jugadores del rival que de uno del modesto Valladolid: siempre Ebert y muchas veces Guerra. El malagueño volvió a marcar, superó los 60 goles con la blanquivioleta y sacó una sonrisa del niño pequeño que por unos instantes le gana en el videojuego a su hermano mayor o a su papi. Pero cuando los adultos quieren el cuento se acaba. Y quisieron Alexis (2), Xavi y Neymar.
Fue un partido limpio para el Pucela. Era el objetivo realista. Sin lesiones, pocas tarjetas y con nobleza. Mucha mucha nobleza.