3-2: Tres puntos a la basura
Incredulidad es lo que rodea al Real Valladolid después de escuchar la película de lo sucedido en el Heliodoro Rodríguez López. Dicen que un partido de fútbol no es como empieza y sí como acaba. El problema es que a veces empieza mal y termina peor. La zozobra inicial le costó cara al Pucela, y pese a levantarse y arreglar la situación, retornó a las andadas en los últimos diez minutos y vuelve de vacío de su experiencia canaria. De la de Santa Cruz y de la de Las Palmas, ya que curiosamente el equipo blanquivioleta no perdía desde su enfrentamiento hace nueve jornadas ante la Unión Deportiva en Gran Canaria.
Con el once esperado Pedro López y Sisi en la banda derecha y Matabuena en el centro con Nafti el titubeante arranque no evitó sin embargo que la primera oportunidad fuese del equipo de Abel Resino. En un balón largo que le llegó a Javi Guerra desde el lateral, el malagueño pasó de rematador a asistente y puso un buen balón al punto de penalti a los pies de Óscar González. El salmantino, que había marcado lo imposible frente al Córdoba, falló de forma inexplicable ante Sergio Aragoneses. El perdón del mediapunta lo castigó el Tenerife cuando se cumplía un cuarto de hora de la primera parte. Un pase largo de Marc Bertrán lo aprovechó Dubarbier para superar a Javi Jiménez en una buena volea. (1-0)
Pese a que la historia empezó peor que mal, en dos minutos el Real Valladolid se rehízo y la situación cambió de forma radical. Primero con un gol de Javi Guerra, que anotó su tanto número 25 de la temporada tras un buen centro de Jofre y solo segundos después con la expulsión de Ezequiel Luna al derribar con una patada por detrás a Sisi (1-1)
Estaba todo a favor para llevarse los tres puntos, y el Pucela lo sabía. Sin embargo, como es habitual en el equipo castellano, el plan establecido fue el de ir minando la moral del rival poco a poco. Así, pese a ser el claro dominador en juego y ocasiones, el segundo gol no llegó hasta el filo del descanso. Sisi, que sustituyó a Nauzet en la banda derecha, golpeó una falta al estilo del canario y adelantó a su equipo. (1-2)
Con una segunda parte que se presumía de trámite y que apuntaba a goleada visitante dada la tensión de las gradas del Heliodoro, el Valladolid quiso vivir de las rentas de los primeros 45 minutos y se equivocó. Tuvo el balón y la iniciativa, pero dos despistes los aprovechó Nino para apurar las opciones canarias de salvación. El primero en una jugada individual (2-2) y el segundo al empujar un pase de Germán. (3-2)
Una cura de humildad en toda regla que no debe pasar factura y sí servir de lección para que jugadores y cuerpo técnico aprendan el lema que el club ha mandado a la afición: no aflojar.