

3-1:Tantarantán en Vigo
Muchas eran las bajas y mucho se les echó de menos. A todos. El Real Valladolid sufrió sin Rueda, Ebert y Manucho, pero sobre todo sin Óscar y sin Víctor Pérez. De la habitual aportación del albaceteño estuvo muy lejos Lluís Sastre. El partido empezó como transcurriría hasta el pitido final. El Celta mandando y comandando, el Pucela de mirón. Ni un amago de llevar el ritmo y conducir al Celta al estado de ansiedad y nervios que terminaron con Osasuna o Granada semanas atrás. Al equipo blanquivioleta le faltaba algo, o quizá mucho. Línea a línea no se encontraba a si mismo. Aún así, llegó al descanso con opciones de añadir más puntos al botín de la permanencia.
Los tempaneros goles taparon las carencias de los primero minutos. El Celta encontró premio aprovechando sus virtudes pero también errores insólitos en los vallisoletanos: una jugada con el equipo llevado hacia arriba que no se termina, el bloque en calzoncillos y un balón largo en el que Marc Valiente pierde su espalda y de paso el dorsal de Iago Aspas. Mano a mano y Dani batido para el 1-0. Lo mejor es que si tiempo para ir a la farmacia a por antidepresivos, se equivocó Javi Varas derribando dentro del área a Javi Guerra. Casi en el vértice del área pequeña, algo escorado, el de Vélez se fue al suelo y el brazo del colegiado al punto de penalti. Lo transformó Alberto Bueno.
Y como si el partido volviese a empezar de cero, el Pucela desaprovechó la nueva oportunidad que le daba el fútbol. Le valía el 0-0 y por lo tanto también el 1-1. Al Celta no, y ahí estuvo la principal diferencia. Minutos de cierta indolencia en los de Djukic. Larsson, de fantasma y pensando que en la línea de cal había una valla electrificada, dando la sensación de que en su vida había jugado de extremo. Exigencias de un guión que solo los despachos pueden modificar. Omar se contagió y Rubio se multiplicó obligado por un Sastre ciertamente superado por los centrocampistas celestes. No ayudó ni el colegiado, que en un culazo de Balenziaga a Aspas - siempre Iago Aspas - concedió una pena máxima a los gallegos que permitió al de Moaña. Volaron los minutos hasta un descanso.
En el retorno tras el paso por la bocana, ni un atisbo del Real Valladolid peleón y luchador de otrora. En el banquillo, un plan terciario que Djukic se vio obligado a utilizar. Entró un tunante Rubén Peña que aportó un agradecido atrevimiento. Se retiró Bueno y Larsson pasó a la mediapunta. Allí ofreció sus mejores minutos, con una buena ocasión de gol que él mismo generó. Pero Álex López, primario entre primarios para Paco Herrera, había cerrado el partido con un gol impoluto que ni percibió el guantalete de Dani Hernández. (3-1)