Fútbol  |  Crónica Xerez-Real Valladolid

3-0: La hermandad del descenso es blanquivioleta

Enviado especial a Jerez de la Frontera

¿Conoce usted algún sinónimo más de ridículo? Nos quedamos cortos si hablamos de absurdo, anómalo, irrisorio, grotesco, extravagante, esperpento, adefesio o estrafalario. El partido del Real Valladolid en Chapín ha sido una auténtica falta de respeto a toda la afición blanquivioleta. Un equipo sin alma que desde el calentamiento mostró una sensación de insolencia extrema.

Puede que Onésimo vuelva a hablar de que los golpes morales en este equipo son irreparables, pero no hay nada que tenga menos solución que un gol en el minuto dos. La defensa, esa que había mejorado tantísimo en las últimas jornadas y que había ganado y confianza y seguridad, hizo aguas y ni Asier del Horno ni los centrales pudieron frenar una contra que finalizó en las botas de Víctor Sánchez. No tuvo más que colocar el balón a la izquierda  de Justo Villar para firmar el 1-0. Fácil y sencillo para los de Gorosito.

Ahora debería venir lo de ‘la reacción no se hizo esperar’, pero el Real Valladolid ni se inmutó y dejó pasar lo minutos. No se acercó ni tiró a puerta. No metió ningún miedo en el cuerpo al público de Chapín. El veterano Míchel , al poco de superar la primera media hora de partido, remató a placer en una jugada a balón parada, hizo el 0-2 y prácticamente sentenció el encuentro.

La segunda parte fue el resumen de la temporada blanquivioleta. Onésimo hizo tres cambios e intento la reacción con Haris, Keko y Bueno. Sin indicios de remontada, Justo Villar cometió un penalti estúpido en una salida a la desesperada y se fue a la calle. No sólo estropeó lo poco que quedaba, puesto que se perderá el próximo partido. Haris se puso los guantes y ni intentó detener la pena máxima. El Valladolid, para los que hemos visto en directo el esperpento, ha firmado su sentencia de muerte.