FOTOS: Angel Becerra.
Fútbol | Crónica Atlético de Madrid-Real Valladolid
3-0: Descorazonada
15 de Febrero de 2014
No es descabellado pensar que dentro de una semana el Real Valladolid tenga un entrenador nuevo. No es cuestión de ser negativo, sí de ser realista. Los técnicos pagan los platos rotos y Juan Ignacio Martínez forma parte de un conglomerado de circunstancias que semana tras semana destrozan vajillas estrepitosamente. El entrenador no es el culpable de que su equipo no tenga donde entrenar; tampoco de que haya dos fichas libres y se incorpore a jugadores que rechazan equipos de Segunda; ni de que jugadores que acaban contrato estén dispersos o alguno haya hecho las maletas. Por citar tres motivos capitales, palabra que tanto le gusta al presidente. Igual JIM no da con la tecla porque el teclado no da para más.
Sí es responsabilidad suya la actitud. Meritoriamente los minutos heroicos frente al Elche y, demeritoriamente, la incredulidad hacia sí mismos con la que salieron sus jugadores en el Vicente Calderón, La apatía, la indolencia que hace imposible que el Real Valladolid rasque algo en un estadio inexpugnable esta temporada en Liga.
Porque en seis minutos el partido ya estaba en el Tanatorio de cuerpo presente. Raúl García hizo el primero en el minuto 4 y Diego Costa sentenció en el minuto 6. Sentenció visto lo que vendría después, porque un 2-0 es remontable siempre y cuando haya voluntad de conseguirlo. El Valladolid no tenía el día devoto. Omar, conformista; Mariño, contagiado; y los serbios confraternizados en una tarde para olvidar.
JIM optó por Osorio quizá con la esperanza de que repetiese las dos orejas de la semana anterior. Nada. El colombiano no se vistió de Falcao esta vez. Y cuando las opciones iban disminuyendo, pero quedaba ese resquicio de luz de poder hacer uno que llevase a otro, Godín hizo el tercero y fulminó al Real Valladolid.