2-2: La peor forma de entrar en zona de ascenso
El Real Valladolid se metió en playoff en Anduva, pero se dejó dos puntos de oro en un partido que iba para fiesta blanquivioleta y finalizó en catástrofe. Los de Paco Herrera tiraron por la borda un 0-2 y el jugar con uno más durante toda la segunda parte.En el minuto 57, el conjunto rojillo marcó el 1-2 de penalti y en la última jugada del partido se consumó la tragedia vallisoletana con un gol de Balbi en propia puerta.
En una primera parte seria del Real Valladolid, dos hachazos en ataque, fueron suficientes para que cobrara una ventaja que debió ser suficiente para ganar. Jose, en el minuto 15, al rematar a la escuadra un centro de Espinoza desde la banda derecha, y Raúl de Tomás, de penalti cometido sobre él mismo por el portero local, Roberto, dejaron al C.D. Mirandés casi muerto en el minuto 37, sobre todo porque, además, en esa jugada del penalti, Roberto vio la tarjeta amarilla por trabar a Raúl de Tomás y reaccionó mandando el balón al cielo nublado de Miranda de Ebro y el colegiado le mandó a la ducha.
Con el rival en inferioridad numérica y el Pucela con un dos goles a favor y una confianza a prueba de bombas, el encuentro parecía finiquitado. Pero el C.D. Mirandés no tiró la tolla. Se agarró al partido y a la categoría como a un clavo ardiendo. Lo intentó hasta sacar de quicio a un Real Valladolid que no tuvo sangre fría para manejar el balón con un hombre menos y sentenciar al contraataque. El Pucela dejó el partido abierto para que un gol del C.D. Mirandés le diera un segundo aire. Lichnovski, con un penalti de Guarrotxena en un intento fallido de despeje que se encontró con la pierna del vasco, abrió el camino del 1-2.
Y con el gol del C.D. Mirandés, al Pucela le entraron los nervios porque la debacle flotaba en el ambiente. En los últimos minutos, ante un C.D. Mirandés desmelenado y roto, el Pucela sí encontró ocasiones para matar el encuentro. Pero entonces, la suerte le giró la cabeza al Real Valladolid. Juan Villar, Álex López, Jose… cualquiera pudo marcar el 1-3 y cerrar la victoria, pero llegó el empate.
En la última jugada del partido, el C.D. Mirandés puso un balón al segundo palo, donde no había ningún jugador rojillo, pero Becerra pensó que Álex Pérez iba a sacar el balón con la cabeza y Balbi pensó que Becerra iba a agarrar el balón y cuando quiso reaccionar le golpeó en la cabeza y entró mansamente en la portería vallisoletana. En definitiva, 2-2, dos puntos perdidos y la confianza del Pucela, que se había ido esfumando minuto a minuto en la segunda parte, rota en mil pedazos.