Oscar reclama una acción al colegiado. FOTOS Angel Becerra
Oscar reclama una acción al colegiado. FOTOS Angel Becerra
Oscar reclama una acción al colegiado. FOTOS Angel Becerra
Fútbol  |  Real Valladolid-Athletic Club de Bilbao

2-2: Combate nulo

1 de Febrero de 2013
Escrito por
Antonio Aragón

Un empate llegado tras un partido vibrante, de ida y vuelta entre dos equipos a los que se les nota que no saben especular y que aterrizan en el campo contrario sin pensar en guarecerse. Pudo ganar cualesquiera de los dos, ya que contaron con ocasiones para haberlo hecho. Al final, una igualada que deja contentos a dos equipos que yacen sobre mullido en la zona media.

El Real Valladolid comenzó el encuentro alevoso. A su habitual juego de toque le metió incandescencia y profundidad. Bueno y Larsson estaban revoltosos. Muy dinámicos, lo que facilitaba que las transiciones atacantes fuesen de auténtico vértigo, con los laterales haciendo de extremos.

El Athletic de Bilbao también le ponía intensidad y la directa cuando podía, pero el Real Valladolid erraba pocos pases y tenía la mirada ensangrentada. De este modo, Javi Guerra recogió un rechazó en la frontal. No disparó, sino que abrió a Rukavina y éste templó el esférico hacia donde se hallaba el ariete malagueño, cuyo testarazo en el punto de penalti entró sin mucha fuerza por donde Iraizoz no podía llegar ni con muelles en las botas.

1-0 y tan sólo habían transcurrido siete minutos de partido. Entonces, el Athletic intentó ganar presencia en el medio del campo. Por instantes lo conseguía, pero el Real Valladolid, con una defensa adelantada y sólida, no se descomponía y seguía abundando en martillear el mentón rojiblanco con el gancho y el crochet.

Aún así, el Athletic encontró una oportunidad de devolver las tablas al electrónico. Un centro de Susaeta desde el lateral diestro encontró a Aduriz quien remachó en postura acrobática y estrelló el balón en el travesaño para alivio del respetable.

Un susto que no embadurnó de congoja a los blanquivioleta. Todo lo contrario. Se percataron de que con la amplitud existente entre las líneas rojiblancas podía hacer mucho daño. Y vaya si lo hizo, dado que hacia el cuarto de hora de partido Bueno amplió la renta.

Javi Guerra disparó e Iraizoz no fue capaz de retener un esférico que cada vez que contactaba con la húmeda hierba se envenenaba. Larsson se hizo con el despeje fallido y asistió a Bueno, quien metió la puntera dentro del área pequeña para poner el 2-0 en el marcado.

Tanto que hizo reaccionar a los de Marcelo Bielsa. Aumentaron su presión sobre el medio del campo blanquivioleta, al que forzaron a buscar un juego más directo. Así, encajonaron a los hombres de Djukic, obteniendo, finalmente, su premio, a los 21 minutos de partido. Óscar de Marcos contactó un disparo a centro de Susaeta ante el que Dani Hernández poco pudo hacer.

El Athletic Club de Bilbao había despertado de su letargo y empezó a someter a un Real Valladolid al que cada vez le duraba menos el esférico y que sufría sobremanera con los centros colgados desde la derecha. Discurría la primera media hora del partido y el conjunto blanquivioleta había encogido las uñas.

Entretanto, el partido estuvo parado un buen rato por la lesión de Marc Valiente. Recibió un codazo de Aduriz (le valió la amarilla) y hubo de salir retirado con el pómulo inflamado. Rueda le suplió y, a partir de entonces, el Athletic vio como su impetuosidad se colapsaba y el Valladolid recuperaba la templanza con el balón en sus botas. De este modo, acabó el primer tiempo asediando de nuevo la meta de Iraizoz aunque no pudo conseguir el 3-1.

Tónica que prosiguió en el segundo tiempo. Enseguida Javi Guerra pudo haber ampliado la diferencia tras una buena jugada en banda derecha. Larsson cedió hacia atrás y el malagueño, en un remate poco ortodoxo, dio en el palo.

Pero eso no quería decir que a los leones les hubiesen limado las garras. Volvieron a arrear con coraje y en una jugada a balón parado prolongada encontró a Susaeta entrando solo por el segundo palo. Batió al impertérrito Dani Hernández debajo del larguero, con el muslo y a los cuatro minutos del segundo tiempo.

Igualó el tanteo y al Real Valladolid no le quedó otra que dejar de encomendarse a los contragolpes raudos y abogar por construir después de que la presión rojiblanca reculase hasta el medio del campo. De este modo, pasó a gobernar el esférico aunque la filtración hacia las posiciones ofensivas resultaba exigua.

Eso sí, el batallar no cesó un ápice a medida que el Athletic Club de Bilbao cambiaba la avidez por la timidez salvo algún que otro fogonazo vertical y el increíble rédito que extraía de cada jugada a balón parado.

Quizás fue un tramo del partido que los hombres de Bielsa aprovecharon para recuperar fuelle tras el desgaste superlativo, ya que, al rato, volvieron a disponer un ímpetu volcánico. Quizás no, ya que poco les duró.

Lo que tardó Alberto Bueno en hacer un control magistral, a lo Zinedine Zidane, y colgar el balón al corazón del área. El rechazó llegó a Óscar, quien se internó como una exhalación y cuyo disparo marchó cerca del palo largo defendido por Iraizoz.

No en vano, a partir de esta oportunidad, la posesión blanquivioleta se esfumó y el Athletic de Bilbao volvió a replicar, a combustionar, torpedeando la creación blanquivioleta y pisando al área de Dani Hernández, quien hubo de intervenir en un par de ocasiones, con arrestos.

Los rojiblancos no perforaron más su meta y al Real Valladolid le faltaba el oxígeno como para hilvanar con la clarividencia del primer período. De esta forma, el empate persistió justo cuando Estrada Fernández decretó el final. Conclusión: combate nulo y el botín... a repartir.