

2-1: La imagen para la Liga, los errores de pretemporada
Punto y aparte. Es lo mejor que puede hacer el Real Valladolid para diferenciar la pretemporada de la temporada. La primera se acabó en Portugal, en el estadio del Río Ave. La segunda empieza dentro de ochos días en La Romareda. Deben mejorar muchas cosas para la primera cita liguera. Hay señales de que las cosas pueden salir bien, pero con la mano en el corazón todo es una incógnita. Una incertidumbre obligada por la situación económica. El Pucela no quiere caer en la ruina económica y se plantea seriamente un necesario saneamiento. Si es compatible con un óptimo rendimiento deportivo en una de las mejores ligas del mundo el tiempo lo dirá.
En el último ensayo el equipo blanquivioleta volvió a perder. Sin en Pacos de Ferreira caía de forma injusta, en Vila do Conde se dio más bien todo lo contrario. El fútbol lo puso el equipo de Djukic. Como después diría el técnico serbio en rueda de prensa, el Río Ave tiró una vez a puerta y marcó dos goles. Los dos evitables. El segundo a ojos de muchos inconcebible en un equipo profesional. Pero hablamos de humanos. Y casi hay que festejar que el tanto se haya producido en un partido amistoso.
Durante el primer acto, el Real Valladolid estuvo espeso. Hasta el punto de empezar a sembrar dudas. Anárquico en exceso, con abundantes cambios de posición entre los jugadores ofensivos, que por muchos momentos dejaban preocupantes lagunas en una u otra banda. En uno de ellos, una contra lusa terminó en una falta cometida por Víctor Pérez en el perfil derecho ante la ausencia de Rukavina. No perdonó Braga, el mejor de los lusos, en una barrera desconcertada por la presencia del ex blanquivioleta Nivaldo, que molestó rozando los límites de lo permitido. Jaime se enfadó ante lo que pareció un gol que dejó síntomas de poco carácter en los jugadores del Pucela. Fue lo que definió la primera parte, a la que le faltó algo de intensidad por parte de los pucelanos.
Tras el asueto, Djukic cambió el chip de los suyos. Y también dejó en el vestuario a Lolo, dando a entrada a Omar Ramos. El técnico muestra sus cartas sin reparos y deja claro que el canario será titular en La Romareda si alcanza una condición física óptima. De momento está lejos, pero trabajará en solitario para intentar llegar. Lo cierto es que Omar dio otro aire al Valladolid. Se mostró vertical, atrevido e incisivo. Se fue menos al centro que el canterano, provocando también que Óscar, Guerra o Ebert no abandonasen más de lo debido sus posiciones. Un centro del alemán, tras un buen pase de Rukavina, acabó en el borde del área de pequeño. Guerra, leta, no perdonó de tacón. Era el segundo gol para él y el segundo del Pucela en toda la pretemporada.
Pese a que se lanzó a por la victoria no hubo más. Durante los veinte primeros minutos del segundo tiempo, el Real Valladolid mostró su mejor versión del verano. Con profundidad y creando ocasiones. Óscar cómodo, Rubio en su línea de distribución y tanto Ramos como Ebert creando peligro. El único lejos de su mejor momento, Víctor Pérez. Cierto es que la pretemporada pasada dejó las mismas sensaciones.