2-1: Érase un joven bosnio al rescate
Y una vez más apareció Haris. Le hizo falta menos de un cuarto de hora para tener el detalle de calidad que el equipo llevaba buscando durante casi 90 minutos. Eso sí, el Real Valladolid sigue sin estar cómodo y le falta mucho para convencer. La prueba es que estuvo muy cerca de sumar el octavo empate de la temporada.
El hielo en uno de los fondos de Zorrilla marcó el partido y el Pucela salió beneficiado. No porque tuviese algún tipo de ventaja, sino porque en la segunda parte, con todo por decidir, la defensa patinó menos que la del Sporting en la primera.
Luis Morán adelantó a los asturianos en el minuto 13. José Ángel botó una falta que rechazó la barrera y el balón le cayó al de Luanco, que batió a Justo Villar por bajo. Menos de 15 minutos después Nivaldo aprovechó un fallo de la zaga rojiblanca para igualar la contienda. Juan Pablo, que resbaló en varias ocasiones, ni se movió.
Fue una tarde de despropósitos para los atacantes. Diego Costa erró varias ocasiones solo delante de Juan Pablo y Manucho, Rubio y Canobbio no acertaron a empujar las espectaculares asistencias del brasileño. El equipo de Preciado también falló goles cantados en las botas de Míchel, Luis Morán, Barral o Matabuena. Bastante mérito de esos fallos lo tuvo César Arzo, que completó su mejor partido con la camiseta blanquivioleta. Rubio, Borja y Pelé estuvieron cómodos por momentos, aunque el riojano mejoró mucho con respecto al resto de la temporada.
Después de todo lo fallado, apareció el Mago de Sarajevo para rescatar al Real Valladolid. Con una delicatesen marca de la casa, Haris Medunjanin culminó una contra con dos recortes y un disparo ajustado al que Juan Pablo no llegó. Victoria que da tranquilidad, pero nada más. A este equipo le falta mucho.