Sereno y Amat saltan en el primer gol vallisoletano. FOTO web oficial RV
Sereno y Amat saltan en el primer gol vallisoletano. FOTO web oficial RV
Sereno y Amat saltan en el primer gol vallisoletano. FOTO web oficial RV
Fútbol  |  Crónica Rayo Vallecano-Real Valladolid

1-2: Bueno, bonito y tres puntos de oro

24 de Febrero de 2013
Escrito por
Chus Rodriguez

Cuando menos se esperaba y donde menos se lo imaginaba cualquiera. Así es el Real Valladolid de Djukic; tan imprevisible como sorprendente. Sin Ebert, Marc Valiente y Víctor Pérez y con Óscar González en el banquillo, se presumía una quimera salir vivo de Vallecas. Pues bien, los blanquivioleta salieron respirando el oxígeno que otorga sumar 33 puntos a unas jornadas de encarar la recta final del campeonato doméstica. Pie y tres cuartos de permanencia. No solo por los puntos, sino porque el Valladolid demostró que no ha perdido sus señas de identidad y que cuando quiere, muerde; y cuando muerde, puede. Y pudo, vaya si pudo frente a un Paco Jémez al que se le atraganta el pacto en Vigo. El fútbol castiga como castiga la vida, y al Rayo que aspirar a ser la revelación de la  temporada el Valladolid no le perdona. La victoria en Vallecas sabe tan bien como la goleada de la primera vuelta.

Porque un triunfo tras cuatro jornadas sin ganar da aire y revitaliza a Djukic y su vestuario. Sobre todo si es merecido, con ese estilo que el Pucela emplea cuando el rival invita a cambiar la elegancia por la eficacia. Con Manucho pierde muchas cosas, pero los balones que gana el angoleño deciden. Hay que ver más allá de un gol, de un control o de un remate; el africano es el rey de ébano por arriba y permite al Real Valladolid acercarse a área contraria e intimidar al Rayo Vallecano a los pies de su hinchada, a los pies de su frente de animación.

Desde el primer minuto se entendió que el Valladolid no era el juguete que fue en manos del Atlético de Madrid siete  días atrás. Sastre y Rubio trazaron una línea imaginaria: superarla suponía problemas. Para el riojano perfil izquierdo, para el balear el derecho. Y generoso estuvo Lluís en las ayudas a Daniel Larsson, emparejado en el baile con un Casado que disfrutó como si de su boda se tratase en la primera parte. El sueco le amargó las nupcias en el segundo tiempo.

Esa segunda parte no fue muy diferente a la primera, pero los minutos de gracia que el Real Valladolid había concedido al Rayo durante el primer acto desaparecieron. Se multiplicaron las ocasiones pucelanas y la lata se abrió en un centro perfecto de Alberto bueno que llevaba veneno. Picó, Amat que ganó el salto a Sereno. Pero el truco tenía un efecto que llevó al balón al fondo de las mallas. Solo segundos después, Amat marcó el gol de su vida desde la separatoria del centro del campo sorprendiendo a Dani Hernández. Lejos de hundirse, el Valladolid se creció e insistió. bueno se vació y recuperó un balón con la fe que no tuvo Gálvez y, cuando tenía que hacerlo, asistió a Manucho para que la empujase. El angoleño midió de lujo los tiempos para no incurrir en fuera de juego. baraja puso el candado y Guerra consumió unos segundos. Dani Hernández hizo el resto evitando el empate rayista en una parada de mérito al cabezazo de Tamudo. El Rayo se quedó con las ganas; el Valladolid con los tres puntos. ¡Y qué tres puntos!.