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Fútbol  |  Crónica Almería - Real Valladolid

1-1: Guerra, luego cabalgamos

10 de Octubre de 2011
Escrito por
Chus Rodriguez

El recuerdo del gol de Orellana hace 15 días en Balaídos, que dejó con la miel en los labios a todos los aficionados del Real Valladolid, estuvo presente hoy en Los Juegos Mediterráneos de Almería. Primero en forma de decepción, después de euforia. Pero pasaron muchas cosas.


Para empezar, que la sorpresa llegará el día que Djukic no nos sorprenda. Álvaro Rubio volvió al banquillo y Óscar recuperó su plaza en el once titular. Al salmantino le acompañó Víctor Pérez. Los dos por delante de Nafti. La zaga, con Rueda y Marc Valiente.


Alcaraz dudó durante toda la semana entre Corona y Verza, y la sensación es de que acertó al apostar por Miguel Ángel. Desde el arranque se vio que el Almería buscaba mantener el liderato, pero que prefería esperar a que los vallisoletanos errasen. Dejaron el control de juego a un Pucela vestido de negro que no se encontraba excesivamente cómodo con el balón. Lo que parecía sobre el papel que podía ocurrir, sucedió: demasiados metros entre el centro del campo y la última línea, algo que intentaba evitar Sisi haciendo de "base". El albaceteño subía la pelota hasta estamparse con la maraña defensiva almeriense.


Los locales se crecían por las bandas, con Rafita y, sobre todo, Aleix Vidal, amargando la tarde a Balenziaga y Tekio. Los dos laterales sufrieron mucho en el primer acto y necesitaron en demasía los apoyos de Valiente y Rueda, que sufrían a la hora de sacar el balón jugado desde atrás. Eso provocó que las dudas asaltasen el estilo de juego blanquivioleta, por minutos de toque y en otro momentos al pelotazo. El colegiado del encuentro echó una mano al no señalar un claro penalti cometido por Tekio, junto a la línea de cal pero dentro del área. Ocón no señaló ni falta.


Pero sí lo hizo, y de forma correcta, en una de Balenziaga a Aleix Vidal. Los saques de esquina y las opciones a balón parado fueron el arma más peligrosa de la Unión Deportiva Almería en la primera parte, especialmente en el tramo final. Así, en el 38, Corona soltó un zarpazo que superó a la barrera y entró por la escuadra contraria a la contralada por Jaime. Fue un calco del gol del tanto Orellana en Vigo. De hecho, el guardameta volvió a quedarse inmóvil, como pegado al césped con cemento. El descanso llegó con Víctor Pérez como protagonista de la mejor ocasión del partido, un disparo desde el punto de penalti que se perdió por la línea de fondo.


En el segundo tiempo el Almería guardó los muebles y el Pucela se volcó en ataque. Pero no se mostraba seguro ni daba señales de ir a conseguir empatar. La maraña defensiva de Alcaraz era sólida, y aunque permitía las incorporaciones de Balenziaga o Tekio desde los laterales, los centros eran defectuosos y no encontraban rematador. Mientras tanto, Guerra se desesperaba ante el férreo marcaje que sufría, y que en ocasiones superaba lo permitido por el reglamento. No hubo alianza alguna con Ocón Arráiz.


Sisi probaba con diagonales hasta quedarse sin apoyos una vez dentro del área y Nauzet...Nauzet da la sensación de que tiene que estar sobre el césped, que puede aparecer en cualquier momento, pero una jornada más sigue sin adaptarse al juego que se pretende. Mejoró sobre todo al aportar más movilidad, pero todavía le falta. Lo mismo que a Óscar, al que le castiga la falta de continuidad. Bueno y Marquitos ofrecieron algo diferente cuando sustituyeron al canario y al charro. Baraja dio el relevo a un agotado Nafti.


Los minutos se fueron consumiendo. Goitom -que había entrado por Ulloa a falta de 20 minutos para el final- estaba sediento de venganza buscando el gol que significase la sentencia. Pero fue Aleix Vidal el que perdonó al Pucela al atragantarse de balón cuando ya armaba la pierna para batir a Jaime. Mientras tanto Djukic era expulsado por recriminar al cuarto árbitro una acción dentro del áreal del Almeríaa.


Apareció entonces el de siempre. El salva puntos, el rey, el de mi vida y el de la de todos para subir un punto al autobús. En el único centro decente de Balenziaga en toda la segunda parte, la puso con la cabeza donde nadie puede llegar.


Fue lo mismo que sintió el Celta hace dos semanas con el gol de Orellana. Se le van dos puntos a un rival directo y sumas. El primero de los tres kilométricos. Espera la Copa...precisamente en Balaídos.