1-1: GOOOOOOOOOOL
Lo gritó el Conde Ánsurez desde la plaza mayor y Don José Zorrilla desde su fuente. Se unieron a decenas de miles de vallisoletanos que hicieron llegar el sonido a toda una ciudad. También a Vigo y posiblemente a Angola. Manucho marcó y Valladolid cantó un gol a las 22:53 del domingo 6 de mayo de 2011 que puede valer un ascenso a Primera División. Todo el que lo celebró soltó una rabia acumulada por la injusticia del fútbol y por los fallos incomprensibles.
Desde la pretemporada, Djukic ha insistido en que el equipo nunca cambiará su forma de afrontar los partidos esté quien esté enfrente. No hace falta que lo jure. En el campo más difícil de la categoría, y contra el rival más complicado el Pucela completó uno de sus mejores encuentros de la temporada. Y sobre todo, dio la cara y fue tan valiente como siempre. Solo en los primeros compases hizo un amago de esperar a los de Oltra. Pero a los siete minutos decidió asumir el mando del choque.
Se cumplía con lo previsto. Un Pucela con la iniciativa y un Deportivo firmando el empate desde el pitido inicial. Los coruñeses aprovecharon la única oportunidad clara que los vallisoletanos les concedieron para marcar. En el minuto 25, Lassad controló un balón dentro del área de Jaime Jiménez y el guardameta manchego cometió penalti. Clarísimo pero innecesario. Escorado para el franco-tunecino y sin mayores complicaciones para el portero. Pero a Jaime le traicionaron los nervios y se precipitó. Guardado trasformó la pena máxima. (1-0).
Con más de una hora para remontar y poder depender de si mismo para ascender, al Valladolid no le pudieron las prisas y fue fiel a su estilo. Se sintió como ocho días atrás en Zorrilla frente al Cartagena. Curiosamente, el Depor copió el manual de los de Carlos Ríos. Cerró el candado y dejó al Pucela hacer. Las ocasiones se sucedieron. Una tras otra. Antes y después del descanso. La primera la tuvo Carlos Peña, que se encontró con las piernas de Lux. Las más claras, para Javi Guerra, que no atraviesa su mejor momento. También las tuvieron Óscar González y Nauzet, objeto de un posible penalti de Morel que se quedó en falta. Pero los minutos pasaban, el partido se consumía y el Deportivo seguía por delante en el marcador.
Djukic optó por introducir a Alberto Bueno y retirar a Jofre Mateu. Sobre el terreno de juego, el once que se preveía titular y que el serbio varió eligiendo al extremo catalán. La entrada de Bueno aportó más peligro por el centro, pero no era suficiente. A la contra, Saúl y Xisco pudieron sentenciar. Con diez minutos por delante y el cansancio empezando a aparecer, Manucho irrumpió en escena.
El Real Valladolid, sin renunciar al toque, buscaba llegar antes al área de Lux. Fruto de esa velocidad, los locales se veían obligados a evitar el empate concediendo faltas en la frontal del área y saques de esquina. Incluso a la desesperada, Jaime Jiménez subió a rematar un córner como queriendo enmendar su perdonable error. Con el Pucela a tumba abierta, y tras una falta lateral, apareció la alargada pierna de Manucho para hacer menor la injusticia. (1-1).