Nauzet se lamenta de una ocasión. FOTO: Jonathan González
Nauzet se lamenta de una ocasión. FOTO: Jonathan González
Nauzet se lamenta de una ocasión. FOTO: Jonathan González
Fútbol

1-1: Este Real Valladolid necesita `puntos´

Imagen de itorres
Escrito por
Iñigo Torres

Ya no queda ninguna duda: el Valladolid tiene dos caras. Y ha vuelto a mostrar la peor. La que le llevó a perder frente a  Mallorca, Villarreal u Osasuna. El equipo ni se acercó a la imagen mostrada en el Ramón Sánchez Pizjuán y el Málaga se creció ante las facilidades del equipo de Mendilíbar.


La primera parte fue un monólogo andaluz. La defensa volvió a ser floja y endeble y el Málaga pudo irse al descanso con el partido sentenciado. Fernando avisó en el minuto 7 con un remate de cabeza al larguero y sólo tres minutos después se plantó en solitario delante de la portería defendida por Justo Villar. Esos eran los primeros avisos. Marcos y Barragán parecían empeñados en hacer internacionales a Duda y al propio Fernando.  Nivaldo y Luis Prieto les andaban a la par, descentrados y con una falta de coordinación alarmante, no podían con Baha y Obinna.


El Valladolid, ausente durante los primeros 45 minutos, creó peligro en un falta lateral que envió Diego Costa fuera, en un buen centro de Barragán que no encontró rematador y en una internada de Nauzet en la que abusó del balón con Canobbio, Manucho y Diego Costa libres de marca para empujarla. No hubo más que eso y Munúa, el portero malaguista, ni se tuvo que esforzar. Duda hizo justicia en el marcador a diez minutos del descanso, cuando Barragán perdió la marca y el portugués fusiló a placer al paraguayo Justo Villar. Final de la primera
parte y pitada en Zorrilla.


Mendilíbar despertó psicológicamente al equipo en el asueto. La entrada de Sesma por Canobbio no sirvió de mucho. Fue el cambio de Haris Medunjanin por Álvaro Rubio, 15 minutos después de que arrancase la segunda,  el que realmente espoleó al Real Valladolid. La grada dictó sentencia con el riojano: silbidos para Rubio y aplausos para el bosnio. El equipo lo notó y las ocasiones empezaron a llegar. Manucho falló a puerta vacía tras una buena jugada de Diego Costa y sólo dos minutos después un buen centro desde el córner de Haris, lo remató Nivaldo para que Jesús Gámez terminase por colársela a Munúa.


El Valladolid lo intentó hasta el final, pero la reacción no dio para más que el empate. Y ya van siete, cinco consecutivos. Ir de punto en punto sólo sirve para esconder carencias y para crear indiferencia en una afición harta de ver el estancamiento del equipo.