1-1: El Pucela vuelve a desinflarse

Una vez más una chincheta en el camino hace que las ruedas del Real Valladolid pinchen, permitiendo que sus perseguidores le adelanten en su carrera hacia la Primera División. 

Osasuna pasó de ser un rival a un problema, como ocurrió en el partido de ida, y sólo el mal ojo del colegiado y sus asistentes (en la jugada del no-gol de Nino) evitaron que el jarro de agua fría fuera a mayores. A estas alturas de la temporada, las urgencias aprietan y, en ocasiones, el miedo a no recibir goles condena al espectador a partidos de ritmo lento. 

Los rojillos necesitaban sacar un buen resultado en Zorrilla para no meter los dos pies en la zona de descanso y el Real Valladolid necesitaba los tres puntos para no tener que hacer escala en playoff para saltar a Primera. Con este dibujo, el esquema defensivo del Osasuna supo mantener a raya al equipo de Rubi, que apostó por colocar a Mojica en el latera, donde fue menos puñal que en extremo. 

Incómodo en su propia casa, pocas fueron las ocasiones que logró generar el Pucela en la primera mitad, que terminó con empate a cero. La sinfonía lenta que presentaba el partido sólo encontró un tempo más alegre para la parroquia pucelana cuando un centro de Óscar Díaz (al que Rubi le había dado entrada en la segunda mitad) lo remató Miguel Flaño a las redes de su propia portería (1-0). 

Poco duró la alegría en casa de Rubi. El villano rojillo se convirtió en héroe cuatro minutos más tarde, cuando el propio Flaño se desquitó de su error cabeceando, en esta ocasión en la otra portería, un centro de Roberto Torres (1-1). 

El entrenador vallisoletano intentó encontrar soluciones acumulando hombres en el ataque. Sin embargo, más pólvora no es sinónimo de una mayor explosión y la portería de Riesgo no volvió a ser perforada. En plena intentona blanquivilleta, Nino a punto estuvo de hacer la herida aún más sangrante cuando remachó al larguero su disparo. El balón botó dentro, pero el árbitro no lo vio. Una gota de buena suerte para el Real Valladolid que no sirve para mantener el pulso por el ascenso directo y le 'condena' virtualmente al paso por el playoff.