1-0: Triunfo de casta y orgullo
Como se dice coloquialmente el extremo teutón "se borró" del partido "por no tener la cabeza para jugar", según le explicó al técnico Juan Ignacio Martínez. La realidad es que Ebert tiene una oferta de otro equipo y ha decidido iniciar una guerra contra el Real Valladolid, y en especial contra el presidente Carlos Suárez.
Pero lo cierto es que ese enésimo contratiempo fue tal vez el empujón que necesitaba el conjunto vallisoletano para tirar de casta. Qué mas le podía pasar a un Valladolid en puestos de descenso, naufragando en defensa y con el futuro de su técnico en entredicho. Por el antídoto fue la implicación de todo, jugadores, técnico y afición para llevarse el triunfo que llegaba con vitola de "equipo revelación" y que se marcó "la cagada" que su entrenador había advertido en la previa cuando se le preguntó por el sueño europeo del submarino amarillo.
La primera parte fue insulsa, con escasas ocasiones salvo un remate de Oscar que se fue alto. Pero enseguida se pudo comprobar que este Valladolid no era el equipo descompuesto de anteriores partidos. Solidaridad en defensa hasta que, a cinco minutos para el final, Rueda encontró premio al trabajo colectivo para rematar casi de espaldas un buen centro de falta de Rossi. También necesitaba el central blanquivioleta reencontrarse consigo mismo.
En el segundo tiempo la cosa fue aún mejor. Quien pensaba que el Valladolid se encerraría atrás como el lunes en San Mamés se topó con mayor intensidad defensiva y ambición en ataque. Mitrovic respondió a buen nivel en su debut, Rukavina y Peña se multiplicaron en ataque y defensa, Rueda se dejó literalmente la piel en el campo -doce puntos de sutura en un choque con Mitrovic-, Rubio y Rossi dieron una lección de juego en el centro y arriba Oscar, Larsson, Rama y Guerra dieron motivos para soñar con el segundo gol.
Y para completar la fiesta Mariño volvió a ser San Mariño. Primero con un mano a mano con Uche y luego a la hora de reaccionar a un extraño que le hizo el balón para evitar el tanto del empate. El Valladolid merecía la victoria y ésta llegar para demostrar que el Valladolid si quiere, puede, con o sin Ebert.