FOTOS Angel Becerra
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Fútbol  |  Crónica Real Valladolid - RCD Espanyol

1-0: El corazón del Pucela sigue latiendo

4 de Mayo de 2014
Escrito por
Chus Rodriguez

El Real Valladolid sigue vivito y coleando a falta de tres partidos para el final de la temporada. Dos para todos sus rivales más directos. No brilló especialmente el equipo de Juan Ignacio frente al Espanyol de Aguirre, pero cumplió sumando tres puntos que elevan a 35 el botín pucelano en la Liga y que dejan a varios equipos en un puño y con todo por decidirse. La calculadora dice ahora que a los vallisoletanos les valdría con ganar al Betis, descendido, y al Granada, a día de hoy no salvado, en la última jornada en Zorrilla. Sin olvidar el partido frente al Real Madrid. De escasas opciones de victoria por ser realistas. Otra cosa es activar el modo soñador, el que triunfó frente al Barcelona meses atrás. El pensamiento debe ser que ganar a los de Ancelotti es tres cuartos de pasaporte para seguir el próximo curso entre los mejores.



El Espanyol mostró más empaque que el Real Valladolid en Zorrilla, pero la necesidad blanquivioleta superó a la solvencia perica, que ha ido difuminándose en las últimas semanas. Hasta el punto de que los de Aguirre, con 41 puntos, ni están matemáticamente salvados, ni se pueden permitir otro tropiezo en la penúltima jornada. Reciben en Cornellá al moribundo Osasuna antes de despedir el año futbolístico ni más ni menos que en el Santiago Bernabéu.


El gol de Toni Rukavina fue de lo poco salvable en un Pucela maniatado por los nervios pero sin excesivo sufrimiento en el tramo definitivo del encuentro. El serbio aprovechó un balón en la frontal del área para enjaular el esférico en la portería de Kiko Casilla.  Rukavina echó el cuerpo encima y ajustó el cuero junto al palo izquierdo de la meta perica. El balcánico, que jugó infiltrado tras varias semanas con molestias, anotó el que a la postre fue el gol partita del Real Valladolid.


Antes y después del tanto, Jaime Jiménez se erigió en el salvador de su equipo. De hecho, no se había cumplido el segundo 100 de partido  y Sergio García ya estaba plantado delante del guardameta manchego. Fue de los pocos errores de un Mitrovic y Valiente que mostraron más fortaleza defensiva que en Vigo, y que agradecieron el refuerzo de Jesús Rueda, de inicio en el banquillo, mediada la segunda parte. 


El Valladolid careció de ocasiones claras más allá del gol de Rukavina. Sin embargo, los hombres de Aguirre rondaron con más insistencia la puerta pucelana. Si no era Jaime, eran los defensas de JIM los que bajo palos achicaban las intentonas de un Espanyol que generaba mucho peligro en acciones a balón parado, al menos hasta la sustitución de Simao.


La lesión de Manucho obligó a Juan Ignacio a mover ficha, y el equipo resintió la ausencia del angoleño. No completó su mejor partido, pero su simple presencia deja claro el esquema de un Pucela que se convierte en más anárquico cuando no está el ariete de ébano. Óscar volvió a adolecer de una clase tiempo atrás desaparecida. Sin embargo, parece que el gol de la permanencia está esperando por él.


Aguirre probó con la velocidad de Lanzarote  y el potencial de Córdoba, pero apenas tuvieron influencia. Muñiz, tan desesperante como siempre, fue adquiriendo protagonismo y penalizó a Pizzi con la expulsión tras una mano que suponía la segunda amarilla.


Esto relajó al Espanyol y oxigenó al Real Valladolid, que tiró de pelotazos y no de pérdidas de tiempo para esperar a un pitido final que oficializaba la suma de tres puntos que le mantienen con opciones de seguir en Primera.