0-4: El nuevo año no cambia los propósitos

Hasta en un amistoso saber medir los tiempos el equipo de Djukic. Muy poco dejaron el serbio y su plantel a la
improvisación en el partido amistoso del Reino de León frente a la
Cultu. Un once para la primera parte y otro para la segunda. Ritmo, el
justo para soltar el óxido de dos semanas sin competición oficial y
superar el trámite.



Lo importante es lo de Balaídos del próximo domingo, en el regreso
liguero frente al Celta. Por eso, y en un partido en el que no podrán
estar ni Óscar ni Manucho, era importante que el nuevo bloque alcanzase
todos los automatismos que exige el técnico. Un equipo titular con
Alberto Bueno en la mediapunta, Larsson en la banda derecha y Javi
Guerra como principal referencia ofensiva. Bueno estuvo participativo,
más cómodo que en cualquiera de los dos extremos y acercándose a recibir
cerca de Omar, Larsson, Rubio o Víctor Pérez; Guerra va recuperando
sensaciones de tiempos atrás: más rápido, más certero y con una sonrisa
en vez de un gesto de desesperación; a Larsson no se le vio cómodo en
una posición que no es la suya, pero lo intentó dejando buenas
sensaciones. El mejor fue Rukavina, subido en su moto particular. Fue
protagonista en los dos primeros goles, los que hubo antes del descanso.
En el primero apuró hasta la línea de fondo y centró raso para
encontrar el remate de un Guerra que estuvo más rápido que su defensor.
El segundo fue en propia, en una acción similar y con Negral superando
sin querer a su guardameta.



En definitiva, un Valladolid muy diferente al de los amistosos de
pretemporada. Ya maduro en contraste con lo verde que se mostraba en
verano. La Cultu opuso la justa resistencia. Cembranos repartió
minutos y la gente en el Reino se mostraba impávida visto que se
cumplían las previsiones. Los leoneses solo se estiraron al final, con
0-4 en el marcador y para intentar hacer el del honor. Pero la portería a
cero en el Pucela, hasta en las pachangas con peto. Y eso que la línea
defensiva del segundo tiempo, con los Peña, Casado y Pesca tuvo alguna
complicación en jugadas puntuales. Sastre se esforzó y dio buena imagen
en el centro del campo. Lolo estuvo activo, como Óscar y Neira. Fueron
los goleadores del segundo acto. El primero empujó un buen centro de
Carlos Peña y el argentino marcó con el hombro cuando lo quiso hacer con
la cabeza tras un buen balón de Quique.