0-2: Cerca del milagro
Éramos muchos los convencidos de que esto no era cosa ni de Onésimo, ni de Mendilíbar, ni de ningún entrenador que llegase esta temporada a Zorrilla. Pues bien, Clemente ha tirado por la borda las teorías negativas de que con esta plantilla nada se podía hacer. Si no, que se lo digan a Tenerife, Sevilla, Málaga y al Real Sporting.
Hay vida, mucha vida, y el sueño de la permanencia es más posible que nunca, el Real Valladolid se lo ha ganado por méritos propios. El equipo sabe lo que tiene que hacer y lo lleva demostrando durante cuatro jornadas, las mismas que suma Javier Clemente como entrenador del equipo vallisoletano. En la primera parte, el Pucela estuvo oscuro, apagado, lento y sobre todo sin opciones ofensivas. Manucho bajaba a recibir a la medular pero no conseguía retener ningún balón. Pelé no estaba acertado y Javi Baraja estaba más pendiente de lo que pasaba atrás y de echar una mano a Sereno y Nivaldo. El Sporting tomó la iniciativa, con Diego Castro y Lola a la cabeza, y los blanquivioleta les dejaron exprimirse. Barral rozó el tanto, pero un mal control evitó un susto mayor. Juan Pablo apenas tenía trabajo, pero el equipo cumplió el objetivo de llegar al descanso con su portería a cero.
Javi Clemente aleccionó de forma admirable, presumiblemente, a sus jugadores en el descanso. El equipo salió sabedor de que se agotaban las opciones, de que en esta ocasión un punto tenía el mismo valor o parecido que una derrota. Eso, unido a la entrada de Keko en el terreno de juego sustituyendo a Nauzet, fue la clave de la victoria. El canterano del Atlético de Madrid otorgó al equipo el plus de chispa y velocidad que le faltaba. Mérito, entre otras cosas, del técnico vasco, que rompe con cualquier tradición desde los banquillos: Pelé es titular con sólo cuatro entrenamientos y el propio Keko entra en el momento más importante de la temporada después de estar diez días con la Selección. Otro los habría dejado en Valladolid.
Así las cosas, y después de quince minutos de asedio, el Valladolid pareció pisar el freno en su intento por adelantarse en el marcador. Era un momento crítico, pues el Sporting parecía volver a adueñarse de la pelota. Entonces, de la nada, Keko puso desde la derecha y a trompicones un centro medido en la cabeza de Manucho. El angoleño giró el cuello de forma impecable, remató con rabia, y Juan Pablo ni se movió.
Con los tres puntos en el bolsillo y quince minutos por delante de auténtica resistencia, los jugadores demostraron que mentalmente el equipo también ha superado sus dudas y sus nervios. El Sporting, tras encajar el gol, sólo creó peligro en dos jugadas a balón parado. El minuto 90 no llegaba y la tensión provocó que Pérez Lasa expulsase tras un encontronazo a Maldonado y Del Horno. Cuando parecía que iba a llegar la última bala del Sporting, Manucho se esforzó en llegar a un salto, complicó las cosas a la defensa rojiblanca, y Juan Pablo rechazó un balón que Baraja, con sangre fría, empujó al fondo de las mallas.
Las derrotas de Zaragoza, Xerez, Tenerife y el gol de Aduriz al Málaga en el descuento han provocado que el milagro esté más cerca que nunca. La permanencia está a tan sólo dos puntos, y el Sporting y el Racing se unen a la fiesta. Las sensaciones, por una vez en la temporada, nos dan ventaja.