0-1: El Pucela de Djukic late en Primera
De no ser por la camiseta y por la presencia de Ebert, Rukavina y Omar Ramos en el once titular alguno pensaría que el Real Valladolid seguía en Segunda y se estaba disputando la jornada 43 de la temporada pasada. A la imagen mostrada por el equipo vallisoletano en su regreso a la máxima categoría del fútbol español poco más se le puede pedir. De nuevo ha vuelto a deslumbrar y a sorprender a todos los que decidieron irse a dormir viendo fútbol. El Zaragoza jugó a verlas venir. No conocía las aptitudes del Pucela.
Y es que el cambio de chip respecto a lo visto en pretemporada fue considerable. Desde el inicio, Omar Ramos y los otros diez jugadores a los que Djukic ha dado galones desde el día cero de este nuevo curso. Para seguir con las costumbres, al equipo le costó carburar y en los primeros compases fueron los maños los que pisaban con más asiduidad el área de Jaime Jiménez. Helder Postiga se mostró insistente, pero ni Rueda ni Valiente se mostraron compasivos con el luso. Con el paso de los minutos Rubio tomó el mando del partido, Víctor Pérez siguió su estela y la maquinaria comenzó a engrasarse. Ebert se entendía con Rukavina, que arriesgó como era previsible en ataque y mantuvo el tipo ante un timorato Paco Montañés. Óscar González y Guerra se buscaban e intercambian posiciones constantemente. El malagueño trabajó hasta la saciedad. En la zurda, Omar Ramos dejó constantes destellos de alto nivel pese a su notable cansancio. Curiosamente, cuando más parecía acusar esa falta de ritmo, en el tramo final del primer tiempo, sirvió un balón para Óscar González que el charro no desaprovechó. Remató y se encontró con Roberto, pero el portero no atajó el esférico y Óscar lo rebañó hasta conseguir que superase la línea de gol. (0-1).
El Zaragoza volvió del vestuario tan espeso como se había mostrado en el primer tiempo. Jiménez retiró a Romaric pero la jugada no le funcionó. Su equipo se desordenó por completo y el Real Valladolid se mostró seguro, sólido y con algunos tintes de equipo rocoso. Uno de los principales objetivos de Miroslav Djukic. Excepto un remate de cabeza de Postiga y otro con la espalda de José Mari, los maños no intimidaron más a Jaime. De hecho, la más clara de la segunda parte fue para Víctor Pérez desde el punto de penalti. Ebert lanzó con potencia y buena colocación una falta al borde del área y Apoño sacó el brazo más allá de una protección del rostro. Hernández Hernández señaló la pena máxima y Víctor erró.
Pero el reloj corría y el Zaragoza era incapaz de meter el miedo en el cuerpo al Pucela. Djukic aguantó los cambios hasta el minuto 75, en una muestra más de que confía muchísimo en su bloque titular. Sastre fue el primero en sustituir a Álvaro Rubio, tocado muscularmente. Después, Lolo sustituyó a Omar y sobre la bocina Baraja le descontó unos segundos a los cuatro minutos de añadido ante la impotencia de un Zaragoza superado en todas las facetas del juego por el equipo de Djukic.
