0-1: Bergdich es el pistolero

Con Roger fuera de combate, alguien tenía que coger las pistolas en el Real Valladolid y ese fue Bergdich, que volvió a citarse con el gol en Los Pajaritos, dos jornadas después de hacerlo en El Molinón. El franco-marroquí da solidez a su idilio con la salsa del fútbol para alegría de un Pucela que sumó en Soria tres puntos más, suficientes para dormir arropados por el liderato (compartido con el Girona). 

El Pucela tuvo que sacar de la maleta el capote desde el primer minuto. El Numancia, vestido de toro bravo saltó al ataque, apostando por la presión y por quitarle el balón a los jugadores blanquivioletas. Dispuestos a alegrar a su parroquia, que sigue sin poder brindar por una victoria en Los Pajaritos, el conjunto rojillo se volcó, con más sangre que tino, sobre la portería de Varas. Braian Rodríguez avisó al Real Valladolid que no venía en son de paz con un testarazo que se estrelló en el palo. 

A los hombres de Rubi les costó encontrar cobijo en el huracán rojillo. Perdidos en una nebulosa, sin fluidez en el juego y desconectados en el centro del campo, los blanquivioletas tenían suficiente con repeler el peligro que Natalio hacia rondar por el área visitante. La paciencia es la virtud de los fuertes y el Pucela esperó su momento para dar la réplica. Tardó 20 minutos en llamar a la puerta de Biel Ribas. Fue Timor el que lanzó un balón alto después de una jugada en la que pudo llegar el primer gol vallisoletano en tres ocasiones. 

El chupinazo de Timor fue un toque de corneta para los de Rubi, que llamaron a la posesión para reconciliarse con ella. El Numancia dejó más espacios, el Real Valladolid se sintió más libre y eso es como afilar al hacha a tu propio verdugo. Fue Bergdich el que subió al Numancia al cadalso para culminar con maestría torera una escapada de Mojica. El internacional marroquí recogió las pistolas de Roger y se disfrazó de llanero solitario. 

Fue precisamente el propio Bergdich quien pudo poner la puntilla a un Numancia cargado de ansiedad. El asistente frenó su bala cuando Ribas ya estaba vencido y el extremo dispuesto a volver a soplar el cañón de sus pistolas. Un fuera de juego más que dudoso inexistente que dio vida a los sorianos. Los chicos de Anquela buscaron reactivarse invocando a la pesadilla del Real Valladolid: el balón parado. Un billete de lotería que compraron una y otra vez sin encontrar el premio. 

El partido era más gris que blanco, los chispazos no lograban encontrar la corriente continua y el Numancia sacó todo su arsenal del banquillo para intentar rascar un punto. Julio Álvarez, que volvía tras su lesión, dejó un rastro de talento que no pudieron leer sus compañeros a esas alturas de la obra. La lesión de Valiente por un tirón en la parte trasera de la pierna volvió a encender las alarmas en los servicios médicos del Real Valladolid. La entrada de Samuel no cambió un dibujo que permaneció impasible hasta la sustitución de Óscar Díaz por Sastre, una declaración de intenciones por parte de Rubi que sabe de la importancia de los puntos fuera de casa. 

El envite final del Numancia murió en el camino. Los puntos viajan hasta Valladolid, que sigue bailando al ritmo que marca la cabeza de la Liga en Segunda División.   

0.- NUMANCIA: Biel Ribas, Kader, Regalón, Juanma, Ripa, Natalio (Vicente, min.59), Antonio Tomás (Julio Álvarez, min. 66), Marc Pedraza (Íñigo Pérez, min. 76), Palanca, Sergi Enrich y Braian Rodríguez. 

1.- REAL VALLADOLID: Varas, Chus Herrero, Valiente (Samuel, min. 66), Rueda, Peña, André Leao, Timor, Bergdich (Omar, min. 62), Mojica, Óscar y Óscar Díaz (Sastre, min. 80). 

Goles: 0-1; Bergdich (Min.31). 

Árbitro: Jorge Figueroa (Colegio Andaluz). Amonestó a Adrián Ripa (Min.44) por parte del Numancia y a Bergdich (Min.25) y Timor (Min.29), por parte del Real Valladolid. 

Incidencias: Partido correspondiente a la octava jornada de la Liga Adelante, celebrado en el Estadio de Los Pajaritos de Soria ante 2.817 espectadores.