

0-0: Saber no perder
Quizá por medirse al Deportivo o por jugar en Riazor, pero
el Real Valladolid se acercó más a su versión de Segunda que a la habitual de
Primera. Al menos durante gran parte del encuentro. Un detalle que para nada es negativo. Posiblemente
todo lo contrario. Se tomó tan a pecho esa imagen de tiempos tan recientes como ya pasados que empezó dejando hacer. Permitiéndose ese tanteo al rival a veces
peligroso. En esta ocasión incluso durante más tiempo de lo acostumbrado. Hasta
el minuto 22 no empezó el Pucela a carburar. Pero poco a poco se fue metiendo
de lleno en el partido hasta por tramos llegar a asumir la posesión de la
batuta.
El Depor salió con prisas, con ganas de intentar ventilar en
el menor tiempo posible el marrón que se le presentaba ante su afición. Riazor
nervioso, siendo colista, un lunes, Oltra en la cuerda floja
el Valladolid se
sentía cómodo con el cero a cero. Los deportivistas, agobiados. Un gol
blanquivioleta les sumía en la más absoluta depresión, pero ansiaban en exceso
marcar. Durante el primer tiempo, saques de esquina de todos los colores para
los gallegos. Manucho alejaba el peligro en la gran mayoría de ellos, con el
equipo más maduro en esa sufrida estrategia defensiva. El primer aviso fue de
Abel Aguilar de cabeza. El segundo, mucho más serio y peligroso de Bruno Gama.
Acertó un Dani Hernández muy seguro y efectivo durante todo el choque. Los
blanquivioleta no se amilanaron y respondieron con una doble ocasión de Óscar
en una misma jugada. Primero de cabeza, después a contra pie con su pierna
diestra: brilló German Lux. Al filo del descanso, Manucho tuvo una oportunidad
con Óscar, Bueno y Omar en sus cercanías. El angoleño, sacrificado en tareas
defensivas y desaparecido en ataque, se equivocó probando con un disparo desde
lejos que se fue fuera. Descanso entre alternativas para ambos.
Asueto completado, el Depor volvió a la carga. Si a alguien
le beneficiaba que pasasen los minutos sin goles, era a un Valladolid satisfecho
por poder permitirse un empate. Eso provocaba no renunciar al triunfo si los
nervios cundían en el rival. Y los tuvieron, incluso asumiendo riesgos inútiles
a estas alturas de la temporada. Ello provocó que se multiplicasen las
ocasiones en el tramo final. La más clara, para Salomao. Sobre la línea de
fondo, y con el inteligente estorbo de Rukavina envió el balón alto con más
portería que cielo ante sus ojos. Un error tan imperdonable como beneficioso
para el equipo de Djukic. El serbio dio entrada a Guerra, por Manucho, y fue
agotando los cambios con la entrada de Sastre (Rubio) y Rubén Peña (Bueno).
Bruno Gama tiraba de un Depor roto en los últimos minutos. Lo pudieron
aprovechar Javi Guerra y Rubén Peñita. El malagueño no vio a Omar y el abulense
tardó en encontrar, precisamente, a Guerra. Con los papeles, y la categoría, cambiados con
respecto a la temporada pasada, el Valladolid mira a la zona de descenso nueve
puntos por encima. Los empates también abren ventaja y dan permanencias.