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Fútbol | Crónica RCD Espanyol-Real Valladolid
0-0: Mucho más que un punto
4 de Marzo de 2013
Un equipo maduro, sólido y con empaque. Capaz de estirarse para generar una balacera de diez minutos pero también inteligente para mirar el marcador, el reloj y saber lo que necesita el partido. Estamos ante el Real Valladolid más inteligente de los últimos años. Djukic ha conseguido armar un equipo. Suena sencillo, pero no lo es.
Con un Espanyol hambriento y que sí pudo pagar el exceso de ambición que le faltó -quién sabe si bendita ausencia- a los blanquivioleta en el tramo final, el 0-0 hizo justicia en un partido de mucho respeto. El Valladolid sabía dónde jugaba y contra quién jugaba. El Espanyol se dio cuenta con el paso de los minutos. El equipo de Aguirre domina cada metro de Cornellá; algo objetivo que revelaban los números en la previa. Ello impidió a Sastre lucir menos que en Vallecas, pues la presencia de Joan Verdú intimida y exige pensar antes que él. Si un jugador que acostumbra a marcar diferencias se convierte en el peor del rival es que algo has hecho bien. Verdú ni apareció. Tampoco lo hizo Longo, al que Sereno y Rueda le amargaron la tarde.
Así las cosas, el partido fue consumiéndose con un Alberto Bueno sin prisas y marcando el ritmo; un Manucho que recuperaba, ganaba por alto y protegía lejos de la portería de un Dani que vivió tan tranquilo como Casilla. Solo en los últimos minutos, en ese tramo para la épica, los detalles y los errores pudo pasar de todo. Que el Espanyol definiese en las botas de Sergio García o que Guerra aprovechase un servicio de Óscar de no estar Víctor Sánchez para alivio de Cornellá.
La decrepitud del choque la pretendió y quiso el Valladolid, garante de hacer lo que el partido pide que hay que hacer. Y el encuentro pedía sumar un punto que mantiene distancias y consume otra jornada. La nera crochata, esa elástica que el Pucela luce lejos de su feudo, va con una cruz por delante símbolo de una victoria final que cada vez está más cerca.