0-0: Bajo cero
Prometía la previa del Valladolid - Rayo un encuentro muy "liguero", más pensando en la próxima jornada de la competición doméstica que en el torneo copero. Y se cumplieron los pronósticos. Se vio la versión que ambos suelen mostrar en Liga. Sin convencer y, una vez más, sin vencer.
Porque el 0-0 deja todo abierto para el encuentro de vuelta. Un resultado que a priori suena mejor para el equipo de Paco Jémez, pero que deja muchos resultados posibles en la vuelta que den la clasificación a los de Juan Ignacio. Un empate solo elimina a los pucelanos si se llega a los penaltis. El resto, excepto una derrota, deja al Real Valladolid en octavos de final.
Y eso que el Rayo mereció más. Poco más, pero sí algo. Al menos tuvo mejores intenciones y también mejores ocasiones. Con un planteamiento muy parecido al del Pucela, mezclando titulares de Liga y suplentes, los madrileños estuvieron muy cerca de marchar con un resultado mejor de Zorrilla. Lo evitó un sublime Jaime, que volvía a jugar meses después, y que abortó todo el peligro que llegó a su portería. Especialmente en dos jugadas. La del mexicano Nery Castillo en la primera parte, tras un error de rueda que le dejó solo ante el manchego y la de Larrivey en un momento clave del encuentro y la eliminatoria, aguantando al argentino para repeler un balón que parecía predestinado a acabar en el fondo de las mallas de la portería del Valladolid.
Los de JIM generaron demasiado poco, amagos sin una balacera de ocasiones que les acercase a la portería de Cobeño. Un apagado Manucho no tuvo ningún tipo de compenetración con un voluntarioso Humberto Osorio. El colombiano empezó muy fuerte, pero una vez más el ritmo del fútbol español le volvió a superar para dejarle demasiado pronto en la reserva. El angoleño acabó en ataque con un Javi Guerra que tampoco tuvo su mejor día durante los minutos que estuvo sobre el césped. Un verde, por cierto, helado por la cencellada que hizo acto de presencia antes, durante y después de un partido que nunca se debió jugar a esas horas teniendo tres días para poderse disputar.
En la grada, 7037 valientes que se merecieron un espectáculo mayor y que estuvieron muy por encima de un discreto y por momentos indolente Pucela, que adoleció del carácter que necesita para encontrarse con buenos resultados y que está en la obligación de involucrar a todos sus jugadores. Porque Omar o Ebert, por poner un ejemplo, no pueden aparecer solo en la hoja de alineaciones.